Ventilar de forma correcta una estancia cerrada es una de las claves imprescindibles para evitar contagios de coronavirus, según varios estudios que han demostrado que la
transmisión se produce practicamente por
aerosoles. Por este motivo, científicos y sanitarios llevan meses alertando de la importancia de cumplir con los
protocolos de renovación de aire y ventilación.
En ese sentido, utilizar un
medidor de dióxido de carbono podría ser un elemento útil para controlar la
calidad del aire al saber el
flujo de personas en un lugar cerrado. De hecho, estos últimos días muchos usuarios han publicado a través de las redes sociales fotografías de ellos comprobando el nivel de CO2 en distintas superficies. Pero, ¿tiene sentido utilizarlo en
cualquier zona de un hospital? Según explica, Luis Talavera, director de Ingeniería del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín el número de emisiones hora está reglamentado según las normas UNE en todos los hospitales españoles por lo que "hay que estar tranquilos" respecto a la ventilación.
En caso de salas como
quirófanos, hospitalización o laboratorios, al tener "una reglamentación tan estricta" no tiene sentido utilizar medidores de CO2. "En un quirófano la ventilación es todo aire exterior en general, más limpio no puede haber y la renovación es de 20 renovaciones/hora, que de hecho está pensado para evitar la
concentración de bacterias y además el aire está filtrado", explica Talavera. Así, explica que realmente lo que va medir este utensilio es que hay mucha gente en el quirófano. "Es normal que haya un
nivel alto de CO2 cuando tienes a cinco personas operando a un paciente".
A su vez, detalla que se podría aumentar las
renovaciones/hora pero podría chocar con la reglamentaciones en cuanto a ahorro energético. "Si tu pones mucho más aire exterior también va en contra de otra norma que te obliga a
ahorrar energía y eso puede ocurrir por reciclar parte del aire. Es un balance de normativas", apunta.
Medidores de CO2 útiles en salas de espera
No obstante, Talavera sí considera que un medidor de dióxido de carbono puede ser útil en
salas de espera, zonas comunes o aquellos sitios donde vengan pacientes del exterior o visitantes. "Puden dar una idea de la calidad, pero sobre todo va a depender de la cantidad de personas que haya", argumenta este directo de Ingeniería. "Pueden servir, por ejemplo, para estandarizar flujos de personas y aforos".
En todo caso, este sensor no dice que "el aire esté bien o esté mal ni que los sistemas de ventilación sean incorrectos si no que en un momento puntual o en un momento dado hay más concentración de personas en un sitio". Eso sí, "si el indicador mantiene las mismas
cifras de forma constante en el tiempo te puede indicar que hay que redimensionar el sistema de ventilación, controlar el aforo o hacer la sala más grande".
Según
un informe sobre la
concentración de CO2 publicado por la Subdirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid
1.200 partes por millón de oxígeno por encima de la concentración en el aire exterior sería considerado como una
calidad de aire baja, mientras que 800 ppm sería de calidad media, 500 buena y 350 óptima.
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