El cada vez más popular festival madrileño
Mad Cool abrió este jueves sus puertas con un aplaudido
concierto de Pearl Jam que sin embargo no ha estado en el centro de las crónicas de este viernes. El protagonismo se lo ha llevado, una vez más, el
caos organizativo que se ha generado en los accesos al recinto del Ifema, tanto por los atascos de tráfico como por las largas colas de gente que se formaron.
En medio de ese caos se encontraba el
pediatra de Urgencias David Andina, que aprovechó su cuenta de
Twitter para explicar en un hilo, "ya más tranquilo", que la primera jornada se podía resumir en que "tuvimos mucha suerte de que
no ocurriese una desgracia".
"Los servicios sanitarios no pueden acceder a la ratonera y los ánimos se empiezan a caldear tras pagar 80 euros para un festival que empezaba a las 18.00"
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El médico cuenta que llegaron en coche a las 17 horas, pues habían comprado
parking "por no haber metro asegurado hace días", y se encontraron con que
no había nadie regulando el tráfico ni indicaciones sobre los
parkings ni cómo llegar a su plaza. Dos de sus acompañantes lograron aparcar tres horas y media más tarde "tras una minuciosa inspección del vehículo" para evitar la entrada del alcohol, pero él bajó del coche hora y media más tarde en la parada de metro que asegura que eligieron la mayor parte de los 80.000 asistentes, "una auténtica y muy peligrosa ratonera".
El relato del médico continúa con los registros individuales a los asistentes, a quien les retiran todo líquido o alimento, y con horas de espera al "sol a plomo" para miles de personas, que a las 20.30 seguían "en el mismo sitio.
Yo he atendido dos síncopes y sin llegar a atenderlos yo he presenciado otros dos. Los
servicios sanitarios no pueden acceder a la ratonera y los ánimos se empiezan a caldear tras pagar 80 euros para un festival que empezaba a las 18 horas", desgrana.
Miles de personas sin control
Según su opinión, acabó pasando lo inevitable: "la gente tiró las vallas y avanzaron corriendo hacia el túnel de acceso. la seguridad logró contener unos minutos a la multitud pero finalmente tuvieron que apartarse. Miles de personas sin más control que el autoimpuesto hicieron su camino al festival".
Finalmente lograron llegar a la explanada de entrada, donde asegura que les invadió una sensación de incredulidad al comprobar que estaba medio vacía, "como cuando te hacen esperar en la cola de la discoteca y luego no hay nadie dentro. No fue hasta las 21 horas
-cuatro más tarde de su llegada- cuando lograron entrar, según su relato de los hechos, compartidos por muchos usuarios en las redes sociales.
Las numerosas críticas recibidas han hecho que el
Ayuntamiento de Madrid emita un comunicado en el que considera que el festival se desarrolló
con "normalidad", pese a que la
Policía Municipal ha lamentado la "falta de previsión". El festival también fue noticia extramusical en su anterior edición cuando un
coreógrafo falleció por un fallo humano mientras realizaba una actuación acróbata. Además, el colectivo
enfermero denunció las condiciones de trabajo de quienes tuvieron que desplazarse al recinto.
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