Tercero de Medicina fue un año duro para Eva. Lo empezó con “muy mal pie” y, a medida que pasaba el tiempo, su situación se complicaba. Sin saber realmente el motivo, empezó a brotar en ella una
sensación de rechazo hacia la carrera, e ir a clase le generaba una ansiedad “tremenda”. Nunca había tenido problemas en aprobar las asignaturas, por lo que la exigencia de la facultad no era el motivo
. ¿Qué ocurría? ¿No quería ser médico? ¿Debía dejar la universidad? Todas estas incógnitas que le atosigaban, hasta entonces sin respuesta, se disiparon tras conocer las
“experiencias de vida” de dos monitores y dos profesores. Desde ese momento, esta futura médica se dio cuenta de qué era lo que realmente necesitaba:
tomarse un año sabático en Medicina para poder disfrutar de vivir “sin exigencias” y
descubrir mundo. “Tenía que parar”, ha reconocido.
Tomar una decisión tan importante no es fácil, aunque, en el caso de Eva, tampoco se sentó a hacer una lista sobre los beneficios y las desventajas de tomarse un
año sabático en mitad de la carrera. De hecho, no tomó esta determinación hasta
un día antes de tener que hacer la matrícula. En ese momento se encontraba en un campamento y cuando sus compañeros le preguntaron qué era lo que iba a hacer, esta se echó a llorar y reconoció que “
estaba muy confundida”, a lo que le respondieron que la decisión ya la tenía tomada, solo que
le daba miedo materializarla.
Tras esta conversación y con la idea ya interiorizada, Eva llamó a sus padres para contarles sus planes. “Les expliqué que el año siguiente sería exclusivamente para mí. Para hacer lo que me apeteciese.
Disfrutar de vivir sin exigencias, porque Medicina las tiene. Yo sentía que tenía muchas cosas dentro que necesitaba explorar y conocer.
Notaba que no podía crecer más en el ambiente en el que estaba. Tenía que irme y vivir esas experiencias radicales”, ha subrayado en el vídeo que ha compartido en TikTok, donde ha contado su historia.
Un año sabático en Medicina para viajar por el mundo
Así, cogió su maleta y planeó un viaje de
seis meses a Kenia, aunque solo pudo estar tres por “cosas de la vida”. “La vuelta fue dura y, en enero, decidí que
invertiría todo mi dinero ahorrado en seguir viendo mundo. Y ha sido una de las
mejores decisiones de mi vida. Eso sí, me fui con miedo, llorando y nerviosa”, ha aclarado.
Tras meses viajando y con los ahorros prácticamente a cero, esta futura médica comenzó a trabajar de marzo a finales de julio. “En septiembre volví a
retomar la carrera de Medicina. No ha sido fácil, pero
me siento mucho más yo y me defino como mucho más que una estudiante del Grado. He aprendido cuáles son las verdaderas prioridades de mi vida”, ha detallado.
Esta experiencia, de la cuál no se arrepiente en absoluto, la recomienda a cualquier
estudiante de Medicina que se encuentre en su misma situación. “Creo que hay que sopesar.
Solo es un año de tu vida y no te haces una idea de lo que he ganado yo en tan poco tiempo. Me siento mucho más llena con mi vida. Y a nivel académico me voy a sacar la carrera en siete años, pero
yo voy por delante de esto”, ha concluido.
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