El pasado finde semana la polémica generada por el
movimiento antivacunas ha vuelto a saltar a la palestra por haber tenido cabida en un reportaje del programa
Informe Semanal de la televisión pública. Precisamente el sábado también una
madre decidió difundir en redes sociales su propia experiencia, admitiendo que su marido y ella
se decantaron por no vacunar a sus hijos, una decisión por la que aún están sufriendo las consecuencias.
Fue en
su perfil de Twitter donde la que se define como "mamá bloguera" explica "cómo mi decisión de no vacunar a mi hijo en contra de la varicela, nos afectó para siempre". Recuerda que su marido y ella
pensaban que las vacunas eran "algunas selectivas y otras obligatorias", viendo la varicela como "algo que nos dio en nuestra infancia" pero que ahora estaban vivos y saludables, por lo que decidieron no vacunar a sus hijos en contra de la enfermedad. "Consultamos con nuestro
pediatra y
nos confirmó que era una decisión personal. Que de cualquier forma no había mucho riesgo", admite.
Tras la varicela a su hijo le diagnosticaron el Síndrome de Ramsay Hunt, que lleva aparejadas importantes secuelas
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Finalmente, el día en que
sus hijos contrajeron varicela llegó, dando por hecho que cuanto más pequeños fueran menos molesto sería padecerla. "Aunque la enfermedad comenzó en la mayor,
aspirábamos a que el peque también la cogiera, 'para salir de eso'", escribe. Y así sucedió, puesto que el bebé de dos años también se contagió, y "a diferencia de mi hija mayor,
el pequeño se veía mucho más afectado. Tenía granitos por todos, todos lados. Mucho malestar y llanto constante", expone.
Esta madre admite que se sintieron aliviados una vez que "pasó lo peor" aunque fueran días terribles, pero añade que "poco sabíamos que lo peor estaba por llegar", ya que "dos semanas después de que todo ha pasado
mi hijo comenzó a llorar, a sentirse incómodo, a querer estar en el pecho. Cuando le miro mientras lo amamanto, noto que no puede sostener el pecho bien en su boca. Le miro bien y noto que
tiene la mitad de la cara caída", relata.
Según cuenta,
su hijo tenía parálisis facial en la mitad de su rostro, y al llegar al servicio de Neuropediatría de su centro hospitalario le
diagnosticaron el Síndrome de Ramsay Hunt, que según ella explica, "es originado por el virus de la varicela y afecta al nervio facial que conecta con el oído", y provoca parálisis facial,
tinnitus y puede ocasionar sordera y lesiones oculares.
Numerosas secuelas en su hijo
"Mi pequeño necesitó
medicamentos del tipo aciclovir,
terapia muscular, terapia de lenguaje y mucha teta y mimos para superar este desafío. Pasó por momentos de
mucho dolor, le costó muchísimo hablar bien (todavía tiene problemas para ellos, tiene
sordera leve, sufre de
vértigo, de
mareos cuando hacemos actividades sencillas como columpiarnos en el parque, ir de paseo en auto o cuando camina largas distancias. Tiene un
ojito caído porque fue imposible recuperar la movilidad total del párpado", recuerda mientras explica que actualmente celebran el sexto cumpleaños de un hijo tan "perseverante y luchador".
Su conclusión por lo que han vivido es clara: "
Nos arrepentiremos siempre de
nuestra decisión de no vacunarle en contra de la varicela y siempre que podamos, lo contaremos a otros padres", escribe, pidiendo también a quienes la lean que hagan lo mismo.
Precisamente por el alto número de repercusiones que ha obtenido su hilo, esta madre matiza cuestiones como que su historia ha tenido lugar en
Venezuela, donde la vacuna "es
opcional, escasa, se obtiene de contrabando y las familias deben invertir lo equivalente a varios meses de trabajo para comprarla, y eso, dudando de la eficacia de la cadena de frío de la misma". Pese a todo, la
lección de estos padres puede resultar clave para otros que se encuentren también en dudas sobre cómo actuar con sus hijos.
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