En el cuarto año de residencia, un
MIR ha acumulado, por lo general, unos conocimientos y una experiencia suficientes para desenvolverse en la práctica clínica. Es la
paradoja del residente: está en formación y trabajando al mismo tiempo.
Y cobra por ello, como corresponde a un trabajo. Dada la alta
especialización de su labor y las
cargas asumidas (sobre todo en un entorno que todavía no se ha recuperado de los recortes de plantillas de la crisis), algunos ven cierta disonancia con una remuneración que, si bien puede ser razonable para alguien que se está formando, no se corresponde con las labores desarrolladas en la realidad.
“Soy médica residente (R4) y cobro 1.100 euros al mes”, comienza diciendo la tuitera A. Q., que en su perfil afirma ser
MIR de Medicina Familiar y Comunitaria. Hasta ahí, todo bien.
Es en la segunda parte de su mensaje donde chisporrotean la paradoja del residente. “Por cada turno extra en el CAP (
vacaciones, bajas o urgencias), 70 euros más. Trabajo una media de 60 horas a la semana. Así estamos todos y así sobrevive el sistema”. Y remata: “Y
somos gilipollas por permitirlo”.
No se trata solo de A. Q. Es el sentir de muchos residentes que ven que el MIR está sirviendo para ‘tapar’ las deficiencias de personal a bajo precio. Los 1.100 euros que dice cobrar la tuitera están ciertamente
muy alejados de los más de 1.600 que los lectores de Redacción Médica piensan que deben cobrar los MIR españoles.
Y eso porque se trata de un R4. En siete comunidades autónomas, los debutantes (R1)
no llegan a mileuristas (tomando como referencia la remuneración neta) y solo se sitúan ligeramente por encima del salario mínimo interprofesional establecido para 2019.
Conforme pasan los años de residencia, el MIR llega a cobrar
entre 1.500 y 1.600 euros brutos mensuales. Al año, esto supone hasta 23.000 euros, situándose en la media de salarios en España, según el Instituto Nacional de Estadística.
El salario medio de un médico, no obstante, dobla esa cantidad. El MIR no es aún especialista, pero
cubre las bajas, las vacaciones o las urgencias como si fuera uno más.
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