Un vuelo que cubría la línea entre Gran Canaria y Ámsterdam tuvo que aterrizar de emergencia en Faro (Portugal) por un inesperado incidente: el mal olor de un pasajero, que rápidamente inundó la aeronave y acabó provocando reacciones en los usuarios, lo que obligó al piloto a activar el protocolo de urgencias.
Según informa el diario ABC, minutos después de despegar, algunos pasajeros comenzaron a quejarse a la tripulación del vuelo de Transavia, que no ha aportado datos del protagonista por razones de privacidad del cliente. Las protestas aumentaron a medida que el vuelo avanzaba, lo que obligó al piloto a activar el plan de emergencias. Tuvo que ponerse en contacto con la torre de control de Faro y aterrizar, ya que uno de los pasajeros debió recibir tratamiento y el personal de cabina atendía a otros usuarios que no paraban de vomitar.
El pasajero en cuestión tenía su asiento en las inmediaciones de los baños traseros del avión. Los intentos de los tripulantes de cabina de acabar con el olor echando ambientador fueron infructuosos, y se llegó incluso a suspender el servicio de comidas y bebidas por el hedor.
Retraso por 'descontaminación'
Una vez en el aeropuerto de Faro, el pasajero fue conducido por la Policía en el interior de una ambulancia y un equipo de limpieza debió descontaminar el avión, que sufrió un retraso de tres horas.
"Olía peor que un cadáver podrido", declaró a los medios Peter Van Hau, un pasajero que viajó a Gran Canaria de turista y que aseguró a una cadena belga de televisión que "el hombre ha estado sin lavarse durante meses", y que "otros pasajeros estaban gritando y se tapaban la nariz con un pañuelo".
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