El frenesí por las
series de hospitales ha vuelto a florecer con
Respira, ficción que pone el foco sobre las carencias de la sanidad pública y en la que los
MIR tienen una presencia destacada. Por supuesto, los facultativos en formación son una figura recurrente en este tipo de producciones, e incluso ha habido quienes han intentado centrar en ellos la trama (ejemplo claro es el
Médico Interno Residente por el que apostó Telecinco en 2007, que sin embargo naufragó en la segunda temporada). La proyección que se hace de los MIR en la pequeña y la gran pantalla, en cualquier caso, no siempre es fiel a la realidad. “Siempre se cae en los
mismos errores”, apunta
Antonio Martín, coordinador del claustro de tutores de la
academia CTO, quien considera que las series acostumbran a reflejar a jóvenes algo “inmaduros, frívolos” y con una tendencia “fácil” hacia las “relaciones afectivas o sexuales”.
En declaraciones a
Redacción Médica, Martín recalca que las actitudes y actuaciones de los
MIR en series y películas están dirigidas hacia el dramatismo y se alejan de las prácticas cotidianas de estos trabajadores. “Estamos hablando de médicos que ya están en residencia y que son personas serias, trabajadoras y constantes, aunque a veces se da
una imagen más frívola”, afirma el dirigente de esta academia MIR y EIR.
En este sentido, incide en que en muchas ocasiones los MIR de la ficción “son demasiado superficiales” y tienden a “caer en las relaciones de tipo afectivo o sexual” con facilidad. “Es cierto que son médicos jóvenes y lógicamente se relacionan con sus correspondientes, pero realmente ese continuo de
relaciones personales afectivas es marginal –explica-. Las series, lógicamente, le dan más importancia para dar un contenido visible”.
Subraya, en esta línea, que los residentes “son personas que con 25 años entran en un hospital tras haber estudiado seis o siete años tras un
MIR brillante” y que “en su día ya fueron
los mejores de la EBAU”. “Hablamos de personalidades muy comprometidas, serias, estudiosas y constantes, pero a veces se da la impresión de que son personas “sacadas de la discoteca con traje de médico”.
Relaciones muy jerárquicas con los jefes
Otro problema, señala
Antonio Martín, es que los MIR tiene a menudo una relación “demasiado jerárquica” con sus jefes, lo que da una imagen de que “hay que darles demasiada supervisión”. “Es como si fueran
demasiado niños, no médicos”, desliza. A ello añade ciertos errores técnicos, como el constante desuso de
mascarillas en el quirófano (los actores acostumbran a ponérselas debajo de la nariz).
Respecto a la
visibilidad de los MIR en las series, considera que el colectivo no solo no está infrarrepresentado, sino que además “suele tener
bastante cabida”. “Tengamos en cuenta que los jóvenes son los que tienen más tirón desde el punto de vista de una serie de televisión”, sostiene el dirigente de CTO, que entiende por ello que la figura del asesor médico “es clave” en este tipo de proyecciones.
En primer lugar, para aportar información sobre los casos clínicos y las enfermedades que aparecen en pantalla, pero también para reflejar con cierta fidelidad el día a día de los profesionales de un hospital. “Luego la productora cambia lo que considere por
audiencia”, concluye.
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