Más allá de lo vocacional y lo satisfactorio que es trabajar con la vida de las personas, llevar a cabo una
atención sanitaria de urgencia no es sencillo y conlleva muchas complicaciones que pueden ser muy duras de gestionar para los profesionales que se dedican a esto.
Así lo explica RCP desde mi cole en su perfil de Twitter, tras haber sido preguntada por una rotante
cuál es la peor parte de ser médico en la UVI móvil.
"La primera es saber que alguien está tan grave que, aunque ahora mismo esté respirando, incluso hablando,
morirá en las siguientes horas o quedará incapacitado. Y yo, responsable de informar,
no poder dar una esperanza clara al familiar que me mira confiado porque ya estamos allí", explica en un primer tuit.
"La segunda es,
ante una parada cardíaca, tener que decidir en pocos segundos
si empezamos RCP o no. Necesito hacer mil preguntas al familiar en el peor momento de su vida. Y a veces me equivoco al empezar. Y a veces no estoy segura de si es correcto seguir o de cuándo suspenderla", detalla. Además, continúa explicando las complicaciones de realizar esta técnica en ese momento.
"Y la tercera es
ver que un paciente empeora a pesar del tratamiento. Y mi cabeza da vueltas y vueltas: "¿me habré equivocado? ¿Me habré saltado algo? ¿Habré empeorado su situación con este tratamiento porque tenía alguna otra enfermedad que no me dijeron?", finaliza explicando
la angustia que se siente hasta que conoce
"por fin el diagnóstico" y comprende que
no hizo "nada mal".
Además, esta médica de urgencias comenta que estas situaciones también las viven los
compañeros de Atención Primaria que atienden urgencias extrahospitalarias. "Y mucho más solos que nosotros y con menos medios y aún".
"Y aunque la decisión final y la responsabilidad son del médico, los enfermeros y TES comparten el miedo, dolor y angustia", explica.
"El más bonito del mundo"
No obstante, aunque estos momentos sean complicados de gestionar emocionalmente y tengan una parte muy dura, el
"trabajo en la UVI móvil es maravilloso". RCP desde mi cole explica que pueden "salvar vidas, quitar dolor, diagnosticar y comenzar a tratar emergencias, quitar la angustia a mucha gente"
Además, acceden a domicilio y lugares donde ven
"la realidad de la vida" y esto les "ayuda a poner en perspectiva los problemas y las prioridades del día a día. Peleamos a diario con nuestros propios miedos. Trabajamos con compañeros de Primaria, de hospital, con policía, bomberos, rescatadores".
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