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La 'adicción' a la Medicina se combate: consejos para saber colgar la bata

Una facultativa explica a los futuros MIR la "montaña rusa de emociones" que vivirán en sus primeros meses de residencia

Tamara Contreras, médica intensivista y divulgadora.

06 feb 2024. 07.00H
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Los primeros pasos como Médico Interno Residente (MIR) son, cuanto menos, emocionantes. La recompensa tras largos años de estudio y preparación no es otra que ayudar a aquellos que lo necesitan en situaciones críticas y dar rienda suelta a sus inquietudes y a su vocación, que tanto tiempo llevan persiguiendo. Por eso cabe preguntarse cuál es la mejor manera de gestionar infinidad de cambios y estímulos sin que hagan 'mella' en la salud física o mental del propio profesional sanitario

La intensivista Tamara Contreras ha querido enumerar a los futuros residentes el viaje físico y emocional que les espera en los próximos años y darles herramientas para gestionarlo a través de un vídeo en su perfil de Instagram. Tal y como ella misma ha escrito en el texto adjunto a la publicación, se trata de los consejos que le gustaría haber recibido en su momento y que nadie le dio. Describe los años de residencia como una "etapa de alta tensión" que brinda a estos graduados en Medicina la oportunidad de convertirse en médicos, ya que a su parecer, ambos conceptos significan cosas diferentes. 

"Es una etapa frenética y no estáis preparados. Nadie lo está", continúa la facultativa. "Vais a trabajar a niveles sobrehumanos, sometidos a mucha presión y sin herramientas", apunta, por lo que advierte a los recién examinados en Formación Sanitaria Especializada (FSE) de que se subirán a una "montaña rusa de emociones".

¿Puede ser adictiva la Medicina?


En el propio vídeo, Contreras explica que "toda profesión relacionada con la emergencia puede llegar a ser muy adictiva, sobre todo cuando eres joven". El motivo, a su parecer, es la presencia de "momentos de mucha tensión en los que una acción -el acto médico- tiene una reacción inmediata en el paciente: vivir o morir", expone. Es entonces cuando nuestro cuerpo, tal y como ha detallado la propia Contreras, "activa un sistema de recompensa inmediata liderado por la dopamina", cuyo resultado son sensaciones como la euforia o el bienestar. "Es fácil engancharse a estas sensaciones, llegando incluso a depositar en nuestra profesión nuestra fuente de placer", sostiene. 

"Es fácil engancharse a estas sensaciones, llegando incluso a depositar en nuestra profesión nuestra fuente de placer"



No obstante, quienes atraviesen estas emociones han de saber que poco después 'la cosa se tuerce'. En palabras de esta especialista, se trata de "un escenario en el que no tardarán en aparecer la frustración, la decepción o la culpa por no alcanzar las expectativas", asegura. El principal motivo de angustia es, precisamente, no entender por qué llegan esas emociones negativas: "Acabamos con una sensación de vacío y ánimos depresivos y ansiedades cuando se supone que lo tenemos todo, y es ahí cuando no entendemos nada".

Pero, ¿hay alguna manera de canalizar estas sensaciones y acabar con esos 'demonios' internos? Contreras cree que la posible solución pasa por un cambio de actitud, en el que es necesario comprender que el trabajo es solo una parte y no el todo en el día a día. "No confundas tu profesión con tu vida, por más que te apasione, puedes ponerle el mismo entusiasmo y vocación sin alejarte de ti y de lo que te gusta", concluye la intensivista. 


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