La picaresca puede alcanzar límites insospechados, y prueba de ello es lo que ha vivido María, una farmacéutica que ha narrado a través de su cuenta de Twitter (@marrr_9) cómo una médico trató de utilizar su condición y su capacidad de médico para tratar de obtener un medicamento sin la receta pertinente.
La experiencia vivida por María comienza de la siguiente manera: “viene una mujer, me tira el carnet de médica colegiada en el mostrador y me dice que quiere Diazepam”, un medicamento que requiere de este permiso para ser dispensado. “Le digo que necesito una receta. Me dice que le de un papel y me la hace”.
Ante esta situación, que no es válida desde el punto normativo, María le niega el intento. “Le digo que no. Que una receta de verdad, oficial, con su identificación de centro sanitario con su sello, con su firma, con los datos del prescriptor, los del paciente, la dosis, la pauta posológica, la duración del tratamiento... con todo”.
Todo ello deriva en una discusión entre María, un compañero suyo y la médico en cuestión, quien asegura que, enseñando su carnet, los farmacéuticos están obligados a darle lo que le pidan.
“Dice que somos lo peor por hacerla subir a casa a por las recetas. Nos amenaza profesionalmente por ello”. A su regreso, llega portando “3 recetas de la seguridad social, para que todos -los ciudadanos- paguemos lo que se autoprescribe”. Para más inri, ya no sólo reclama Diazepam, sino también Alprazolam.
“Le tengo que exigir que rellene las putas recetas bien. Porque parece que no ha hecho una en su vida. De hecho, no las rellena justificando un tratamiento sino según lo que yo tengo para darle”, cuenta María en su hilo. “Esto quiere decir, que como tengo cajas de 40 comprimidos de Diazepam, pos se prescribe una de 40. No según lo que necesita”, recrimina.
Pero la historia no se queda ahí y entra en escena su marido, quien brama, mientras María decide prepararle el medicamento: “Qué nerviosa me están poniendo, necesito tomarme esto ya”. Un comentario que termina por desencajar completamente a la farmaceútica.
“¿Por qué la gente, cuando se pone nerviosa en un momento dado, tiene que chutarse un Diazepam y un Alprazolam?”, lo cual no termina o no quiere entender. “Y es médica”, zanja la narración de una situación incrédula.
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