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Empieza 2023 con buen pie dejando atrás estos siete mitos sanitarios

Entre los propósitos de Año Nuevo los sanitarios apuestan por desterrar creencias populares que atañen a la salud

Las infecciones respiratorias no se producen porque los niños anden descalzos.

01 ene 2023. 12.00H
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POR TANIA CALAHORRA
Arranca el 2023 y con él llegan los propósitos de nuevo año. Entre todos los deseos que se albergan para estos nuevos 12 meses, el personal sanitario se posiciona a favor de acabar con algunos mitos que están tan arraigados en la cultura popular que, a veces, resulta imposible hacerle ver a un paciente que no existe evidencia científica que justifique tal pensamiento. La respuesta de "siempre se ha dicho" parece justificar cualquier cosa, aunque se trate de todo un disparate.

Algunos de los mitos sanitarios más extendidos son los que atañen a la anestesia. Elena Casado, anestesióloga del Hospital de Gandía, es una las especialistas más activas en redes sociales con la intención de acabar con las falsas creencias sobre este fármaco. "La anestesia se vomita" es uno de los comentarios que tiene que escuchar a menudo en sus consultas y, lo cierto es, que se trata de una información errónea. "Las náuseas postoperatorias son una consecuencia bastante frecuente tras algunas cirugías que pueden depender del tipo de anestesia, del tipo de cirugía, de la duración de la misma y de características personales de los pacientes", expone la facultativa antes de aclarar: "La anestesia no se vomita porque no entra en el tubo digestivo, no se come".

Mitos en niños: infecciones respiratorias por andar descalzos


Si hay un sector de la población sobre el que existen numerosos mitos son los niños. El cuidado de los menores alberga numerosas falsas informaciones que bien merecerían dejarse atrás de cara al nuevo año. Eva Pascual, especialista en Pediatria, relata a este periódico que es "rotundamente falso" que las infecciones respiratorias se produzcan porque los niños anden descalzos o duerman con el pelo mojado. "El frío y la humedad lo único que pueden generar es malestar, pero en ningún caso cuadros infecciosos para los que es imprescindible que haya un microorganismo implicado (un virus, en el caso de los catarros)", expone.

La especialista explica que "algunos estudios apuntan a que el frío puede producir una cierta disfuncionalidad en las mucosas, disminuyendo nuestra primera barrera de defensa y dándole más facilidad a los virus para actuar, aunque no son estudios concluyentes y lo que recogen no tiene nada que ver con ir descalzo o llevar el pelo mojado". Y sentencia: "Si no hay virus no hay infección".

Algo similar sucede con la creencia de que es mejor untar paracetamol en la encía para aliviar los síntomas de la dentición de los bebés. Recuerda que "el paracetamol no tiene efecto aplicado de manera tópica en las encías, es mejor dar una dosis completa por vía oral". En los padres de los niños, "genera la sensación de que se está dando poca dosis y se aplica con cierta tranquilidad. Los bebés lo tragan y, a lo largo del día, puede darse el caso de que tomen más dosis de la aconsejada", explica.

Mitos del embarazo: fases lunares, forma de la tripa y ardor


Antes de la llegada de los niños, durante la gestación, las mujeres se enfrentan a un buen puñado de mitos a lo largo de los nueve meses de embarazo. Algunas creencias del pasado se han ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nuestros días y resuenan comúnmente entre las embarazadas.

Jorge Romero, matrona en el Hospital de Valme de Sevilla y profesor asociado clínico de Salud Reproductiva en un centro de la Universidad de Sevilla, se enfrenta a muchos de estos mitos en su consulta cada día. Uno de los más extendidos es que la embarazada sufre ardor porque el bebé que está gestando tiene mucho pelo. "La existencia de pirosis es un síntoma común por los cambios que genera el embarazo y es independiente de la existencia o no de la cantidad de pelo del feto".

En realidad, que la mujer padezca de este efecto "se da por un mecanismo múltiple. Por un lado está la existencia de niveles altos de progesterona (la hormona que mantiene el embarazo) que origina la relajación de las fibras musculares lisas. Esto provoca el enlentecimiento del tránsito intestinal y de la digestión. También del esfínter que cierra por la parte superior el estómago (el cardías). Esto sumado al desplazamiento y elevación del estómago por el aumento de tamaño del útero, hace que pase el contenido ácido del estómago al esófago originando esta molestia propia de muchas mujeres durante la gestación".

Respecto a la tendencia de inspeccionar la forma que ha adquirido la tripa de una embarazada para tratar de adivinar el sexo del bebé, Romero recuerda que este mito tampoco tiene nada de verdad. "La forma de la tripa de la mujer depende de características propias de esta, como el número de hijos previos o el tono de la musculatura abdominal, por ejemplo, y de la posición del bebé". 

Tampoco se puede conocer el momento del parto basándose en la fase lunar (aunque esto decepcione a las mujeres que viven nerviosas por saber qué día podrán abrazar a sus bebés). "Popularmente se dice que la luna llena o las fases que tiene pueden desencadenar un parto. Los estudios observacionales con poblaciones de gestantes que iniciaban su parto espontáneamente con muestras en algunos casos muchos miles de partos no han podido establecer correlación entre las fases lunares o la luna llena y el parto".

El mito de la tos y la cebolla en la mesilla


Las enfermedades respiratorias no están exentas de mitos. ¿Quién no ha pasado la noche sin dormir por culpa de la tos y algún conocido le ha recomendado poner media cebolla en la mesilla para acabar con ella? Pese a que es un mito muy extendido, los médicos explican que no hay ningún tipo de verdad en ello. Alberto García-Salido, médico intensivista, recuerda que no hay ningún estudio que avale esta creencia. De hecho, existe un estudio que concluye que no existe ningún tipo de investigación que avale esta controvertida teoría sobre la tos y la cebolla. "No es coherente ni cierto", expone afirmando que lo único que se consigue es que "haya cuartos de niños que terminan impregnados de olor a cebolla".

¿Sera 2023 el año en el que dejemos atrás todos estos mitos? ¿Podrá la evidiencia científica prevalecer sobre ellos? Solo el tiempo dirá si por fin se ha dado un paso hacia adelante y estas creencias terminan enterradas.

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