El
sprint final para obtener cualquier título universitario en España siempre va acompañado de un último desafío ineludible para completar la formación y dar comienzo a la andadura profesional: el
Trabajo de Fin de Grado (TFG). De naturaleza eminentemente teórica en la mayoría de los casos, aprobarlo supone una condición
sine qua non para graduarse, y la calificación depende exclusivamente del tutor o tribunal correspondiente.
Las facultades de Ciencias de la Salud no suponen, ni mucho menos, una excepción en este sentido. Cada año, miles de
estudiantes de Medicina, Enfermería y Farmacia se enfrentan a esta prueba como colofón final a sus años de estudio, antes de optar a la especialidad que deseen. El farmacéutico
Guillermo Martín ha expresado en X (antiguo Twitter) su desacuerdo con el método de evaluación de esta tarea así como con su obligatoriedad en todos los Grados universitarios, llegando a sentenciar que "no aporta nada al alumno y
debería ser eliminado de la educación".
Posteriormente, el sanitario ha aclarado que realizar este trabajo puede ser más o menos fructífero en función de la titulación universitaria que se curse, y que su mayor queja al respecto es el
método de calificación del mismo. En un
post contiguo
sentencia que delegar la totalidad de la nota en la valoración del tribunal es "la antítesis" de un método de evaluación objetivo.
¿Qué aporta el TFG en un Grado sanitario?
Tras publicar este mensaje, Martín apenas ha tardado en recibir cientos de respuestas de profesionales sanitarios entre las que ha surgido un amplio debate. Algunos de ellos comparten opinión con el autor del hilo ya que no ven imprescindible la formalización de
un trabajo teórico de estas características para ejercer correctamente como
médico, enfermera o
farmacéutico.
Como origen del problema, diferentes médicos aseguran que
el TFG es una herramienta con potencial que en muchos casos
se aborda de la forma equivocada por parte de las propias
universidades. "El problema es que pocas veces es se hace bien, pocas veces se le presta atención, y pocas veces sirve verdaderamente. Por parte de los profesores y centros", expresa la facultativa
Diana Martínez.
En una postura intermedia están quienes han explicado que el impacto positivo o negativo de esta prueba es relativo y no solo depende del Grado universitario en cuestión, también del
tutor que lo supervise y del enfoque que se le brinde.
Trabajo de Fin de Grado, una 'ventana' a la investigación sanitaria
Sin embargo, la mayoría de usuarios que han intervenido en la conversación lo han hecho para mostrar su
apoyo al TFG como
último escalón de la carrera universitaria. Lo definen como una puerta de entrada a la investigación y, al mismo tiempo, como una herramienta para potenciar una correcta redacción y comprensión lectora entre los alumnos. En este último 'cupo' se ha pronunciado, por ejemplo, una matrona que identifica en este trabajo una oportunidad para "iniciar un aprendizaje del
método científico y de sus formas correctas de comunicarlo a la comunidad científica".
En el extremo de la balanza completamente opuesto al que defiende el farmacéutico están quienes, lejos de declinar estas pruebas, apuestan por su
dimensión práctica frente al
modelo de exámenes propio del Grado Universitario, y apuestan por un
plan de estudios que fomente este tipo de actividades frente a los 'test' que no permiten "investigar, defender y desarrollar un tema".
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