Arturo Huertas se contagió de coronavirus el pasado mes de diciembre y aún a día de hoy no está al 100 por cien de sus capacidades, pero llegó a un acuerdo con su médica de Familia para volver al trabajo de forma progresiva. "Tengo ese deber moral que antepongo, no sé si bien o mal, de volver a la
primera línea, mejor que quedarme en casa", argumenta este
neumólogo a
Redacción Médica.
Es uno de los
miles de sanitarios que ha vivido en primera persona el Covid-19, y decidió contar públicamente su experiencia, a través de un hilo en Twitter, para mostrar la realidad de esta enfermedad. "A lo mejor la gente necesita leer las cosas que dices", argumenta. "Yo como médico lo puedo explicar, pero vivirlo como paciente me ha enseñado muchísimas cosas.
Para que alguien me diga después que no existe un virus".
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Quisiera un cara a cara con los negacionistas, no solo desde el punto de vista médico, sino como ex-paciente... que impotencia ver tanta desidia por parte de la gente. No aprenderemos nunca", expresaba Arturo en esa publicación, y lo explica: "Cuando el médico ha sido paciente
te das cuenta que eres vulnerable, que te estás arriesgando y arriesgas a tu familia. Me considero un
superviviente a una enfermedad de la cual
mucha gente joven no la ha superado, que ha muerto. Para que alguien me diga después que
no existe un virus, ven y vamos a hablar".
Este facultativo no esperaba el éxito de su publicación, y se plantea si el sector sanitario comunica de la forma más correcta posible las consecuencias del virus que ha provocado una pandemia mundial. "
Ver por televisión las manifestaciones negacionistas y las fiestas clandestinas te desmoraliza totalmente", confiesa por teléfono, "a lo mejor, investigadores y sanitarios tenemos que entrar en otras redes sociales -como Instagram o
TikTok-, que aunque sean menos técnicas, con ellas podemos llegar a más gente".
"Fue complicado aceptar el diagnóstico Covid-19"
El director de Urgencias, Neumología y UCI de la Clínica Sagrada Familia cuenta que lo más complicado para él en un primer momento fue
aceptar el diagnóstico. Tras dar positivo, Arturo comenzó con fiebre y se cansaba mucho al respirar por lo que pidió hacerse una analítica, sorprendiéndose al conocer que tenía una
neumonía bilateral. "No era una opción, irme para casa y tomarme un antibiótico, el hígado y el riñón estaba alterado, todo estaba mal", explica, "No entiendes como una persona de 44 años, sin ninguna enfermedad previa ninguna predisposición a enfermar en tan poco tiempo".
"Fue muy traumático, porque yo sabía como iba a acabar la historia"
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También fue
traumático para él tener que comunicárselo a su familia y a su pareja. Pero su ingreso no fue tampoco nada fácil y señala un tercer momento muy complicado: a las 72 horas ingresado. "Yo había vivido todo esto con mis pacientes en la UCI, taquicardias, 80 por ciento de saturación oxígeno.
Yo a un paciente de 44 años con 80 por ciento de saturación, me lo bajo a la UCI y lo intubo", cuenta este neumólogo, "Fue como muy traumático y yo sabía como iba a acabar la historia. Claro, pasé mucho miedo, porque pensaba que no iba a mejorar. Durante este tiempo, enfermería te cuida mucho, pero
te sientes muy vulnerable. Sobre todo cuando no estás acostumbrado a enfermar, y llegas al punto de que te tienen que duchar en la cama. Es algo muy traumático, por más respeto que tienen.
Verme limitado, conectado a una máquina fue algo súper duro".
Una vez que pudo volver a casa, tuvo que hacerlo con oxígeno domiciliario. "Para caminar 300 metros tuve que parar 3 veces,
ahí me vine completamente abajo anímicamente hablando, porque no veía la luz y que la recuperación iba a tardar meses para volver a la normalidad", relata Arturo.
A su vez Arturo insiste en las secuelas mentales que va a dejar en el colectivo sanitario esta enfermedad: "Hay un largo camino de recuperación física y también hay que
visbilizar la recuperación psicológica. Esto te deja traumatizado. He tenido severos problemas para conciliar el sueño durante semanas porque tenía miedo de volver a ponerme enfermo".
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