Llegar a casa y
no poder abrazar a los tuyos. Esta es una de las peores consecuencias de tener que luchar contra el
Covid-19 en primera línea, según cientos de sanitarios. Y es que la pandemia no solo ha puesto contra las cuerdas a muchos profesionales en sus centros de trabajo, sino que también ha acabado afectando, en mayor o menor medida, a su
entorno familiar y personal. Incluso a la hora de sufrir
cierta discriminación, como ya ocurrió en la primera oleada, debido al mayor riesgo de contagio que supone su exposición constante.
Si en plena pandemia, los profesionales sanitarios tenían que enfrentarse al denominado
bullying vecinal, ahora son sus hijos los que pagan las consecuencias. Raúl Calvo, médico de familia, hablaba en concreto de los
cumpleaños infantiles y de cómo tener un padre o una madre en el mundo sanitario puede suponer un
motivo de exclusión en este tipo de ambientes.
Ponía como ejemplo la excusa lanzada por un niño de 8 años a su compañero de clase. "A ti
no te invito a mi cumple porque tu madre es enfermera y tu padre médico, a ver si vas a traer el coronavirus". Más que como médico, como padre, Raúl cree que este tipo de situaciones no se dan "si no es el discurso que se oye en casa", subrayando así la
influencia de los padres y su visión hacia el colectivo.
Sandra, enfermera y especialista en Pediatría, asegura en el
ámbito escolar se vive un escenario muy similar. "Los mismos papás que aplaudían a las 20h, ahora
se separan en la cola del cole para recoger a los peques no vaya a ser que les traigamos el virus", explica.
"Ser sanitario es ser un apestado"
Las tornas, sin embargo, volverán a cambiar y estos mismo padres "volverán algún día a
hacer consultas médicas a la salida del cole", advertía la reumatóloga Cristina Macía.
"Parece que
ser sanitario es ser un apestado", añadía otra especialista, tras contar su caso personal y denunciar, en este sentido, la "paranoia excesiva" que existe en parte de la sociedad. "Yo lo he vuelto a vivir en la 2ª ola", reconocía.
Varios usuarios iban un paso más allá al señalar la
inconveniencia de celebrar este tipo de fiestas en plena pandemia. Para Mari Paz, enfermera, la respuesta ideal hubiera sido: "No iba a ir de todas formas porque ese tipo de
reuniones ponen en peligro a mi padre y a mi madre". En esta misma línea, Raúl cree que "la sola intención de celebrar cumpleaños en tu casa con una tropa de niños ya dice mucho del percal".
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