Llevar
mascarilla es, desde hace meses, una parte importante de nuestra rutina diaria para evitar el contagio de
coronavirus, incluso durante la 'nueva normalidad'. Sin embargo, hay quien afirma que este tipo de material no solo no protege del virus, sino que puede llegar a resultar perjudicial ya que nos obliga a "
tragar nuestro propio CO2".
Según el usuario Von Bingen, promotor de esta teoría, las
mascarillas "no filtran el virus" y pueden "enfermarte" ante la
falta de oxígeno. Para reforzar su hipótesis, asegura que este tipo de objetos "impiden la oxigenación pulmonar y la respiración", provocan "hiperventilación y sensación de ahogo" e incluso "intoxicación por las micropartículas" que integran ciertos materiales utilizados en su fabricación.
Además, al actuar como barrera, las personas "vuelven a respirar su propio CO2 y los desechos exalados". Este exceso de
dióxido de carbono en el torrente sanguíneo, puede producir el llamado "síndrome de hipercapnia".
El
Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos desmentía rotundamente estas afirmaciones, señalando la capacidad que tienen estos objetos para
dejar pasar el aire "en ambos sentidos". "Todas las mascarillas, ya sean quirúrgicas, higiénicas o equipos de protección individual - FFP2 y FFP3- permiten el paso de gases, lo que
filtran son partículas", detallaba
Antonio Blanes, director de los servicios técnicos de este organismo. "Si no deja pasar el aire estaríamos hablando de una máscara antigas", especifica.
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Blanes reconoce que
respirar con la mascarilla puesta "puede ser más complicado a veces" pero en ningún momento provoca "dificultades respiratorias" como las mencionadas. "Si una persona tiene problemas para respirar, puede que se deba a un problema de base. No tiene por qué estar provocado por la mascarilla".
El modelo
FFP3 es el que más resistencia ofrece al virus, y por tanto, más dificulta la respiración, por lo que incorpora válvulas específicas. Este tipo de mascarillas están recomendadas para el uso sanitario y con ciertas reticencias puesto que con ellas, es posible contagiar al resto de personas. "NI siquiera están recomendadas para el Covid-19. Las estamos utilizando porque tienen capacidad para filtrar y en este momento resultan apropiadas".
"La OMS nos quiere matar lentamente"
Las
ideas conspirativas de este tuitero iban más allá al señalar los "efectos psicológicos" que pueden tener las mascarillas como símbolo de "mutismo", "esclavitud y sometimiento", privando "de libertad física y psicológica" a quien las lleva. Para ilustrar su postura, comparaba una imagen actual de la pandemia con un dibujo de las
máscaras de castigo utilizadas durante la Edad Media.
"La OMS nos quiere matar lentamente", escribía a modo de conclusión. La propia institución
contradecía públicamente estas suposiciones en torno a las mascarillas y niega que puedan provocar intoxicaciones por CO2 o hipoxia en su uso prolongado.
Sanitarios como @olaladefua también salían al paso para desmontar su teoría. De ser cierta, los profesionales que trabajan en los quirófanos, "llevarían años muertos", ironizaba esta usuaria. La utilización de mascarillas en el ámbito sanitario "durante años" es, según Blanes, la mejor prueba para demostrar su eficacia y su falta de peligrosidad.
No ha sido la única que bromeaba en relación a este nuevo
bulo informativo. "He estado muerta y no sabía desde hace 30 años, he estado en cirugías de 18 horas y más de 6 horas con hasta 30 grados con un cubrebocas...", escribía Maribel, compañera de profesión.
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