El aislamiento es un escenario que se repite en miles de hogares y hospitales del mundo a causa de la
pandemia de coronavirus. El
riesgo de contagio impide a muchos familiares
acompañar a sus seres queridos durante su ingreso. La situación se vuelve aún más trágica cuando la despedida también ha de ser a distancia.
Conscientes de la situación, los profesionales sanitarios tratan de ser el
hilo conductor entre familiares y enfermos en momentos tan delicados. En Italia, un médico del
Hospital de Crema, dedicaba unas palabras de consuelo a la hija de un paciente fallecido por
Covid-19. Por medio de una carta, le hacía ver lo acompañado que había estado en sus últimos momentos.
En su escrito, le contaba cómo su padre había recibido los abrazos que ella misma no le había podido dar.
"Le abracé en tu lugar antes de que se lo llevarán a la sala de cuidados paliativos", relataba el profesional, que intentó tranquilizar al paciente "para que no notara nada" contándole que "iba a ser trasladado de una sala a otra del hospital". Su objetivo era que no se sintiera desatendido en ningún momento. "Le dimos todo el oxígeno del mundo hasta el final".
Francesca tuvo a su padre,
conocido farmacéutico de Cremona, diez días ingresado hasta que finalmente falleció el pasado 22 de marzo. Su madre se encuentra también en un hospital luchando contra el virus, tal y como recoge la agencia de noticias italiana ANSA.
"Se aseguraron de que mi padre no temiera a la muerte"
En sus palabras, no dudaba en reconocer la solidaridad y atención de "aquellos que cada día luchan contra el sufrimiento". Francesca destacaba especialmente la labor de aquellos médicos y enfermeras que "no escatimaron en atenciones para asegurarse de que
su padre no estaba solo y no temía a la muerte". De hecho, tuvieron el detalle de acercarle un teléfono móvil para que ella y su hijo, su único nieto, pudieran despedirse de él. Considera un "gran gran regalo" el hecho de que pudieran
reemplazarla, de alguna forma, en esos momentos.
El médico de emergencias y autor de la carta lamentaba "no haber podido salvarlo" a pesar de haber hecho todo lo posible. Confiesa incluso que
se emocionó al comunicarle la triste noticia. "Sentí que yo también moría un poco por dentro. Era un buen hombre". Él mismo, tal y como relataba en la misiva, se aseguro de que no sufriera en esos últimos momentos. "Es un momento terrible para todos, para nosotros los médicos que a menudo tenemos que rendirnos, no me quiero imaginar para vosotros", concluía.
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