Chuck Norris, protagonista de películas, series de acción e hiperbólicos chistes sobre su condición de ‘tipo duro’ en general, ha vuelto a hacerlo. Esta vez, lo que comenzó siendo una simple queja por la atención médica recibida por parte de su mujer, Gena, ha terminado convirtiéndose en una batalla legal al más puro estilo Erin Brockovich para demandar justicia a la industria farmacéutica… Y, como no podía ser de otra forma, el otrora Walker Texas Ranger se ha querellado no contra una compañía, sino contra 11.
A sus 77 años, Chuck Norris protagonizó hace unos meses un episodio digno de su alter ego: sobrevivir a dos infartos en menos de una hora. Sin embargo, su cruzada contra la industria farmacéutica se debe a que, según denuncia el actor, su esposa fue envenenada por un producto tóxico desarrollado por las 11 compañías.
El pasado miércoles, Norris presentó una demanda ante la Corte Suprema de San Francisco en la que afirma que el gadolino –sustancia inyectada al paciente a modo de contraste en las resonancias magnéticas- ha dejado a su mujer en un estado de debilidad física y cansancio después de que le fuese administrado este compuesto.
Es más, la mujer de Norris afirma padecer dolores crónicos desde que le administraron gadolino, además de tener una extraña sensación de quemazón en su cuerpo que ha terminado con varias visitas al hospital en las últimas semanas. Por ello, Chuck Norris ha decidido demandar a los fabricantes del gadolino por ocultar los efectos secundarios presuntamente perjudiciales del mismo. Exige a estas 11 compañías un total de 10 millones de dólares por los daños causados a su mujer.
La cantidad, aunque parezca desproporcionada, trata de compensar al matrimonio por los más de dos millones de dólares que Norris afirma que se han gastado en el tratamiento de Gena durante los últimos cinco años. En la demanda, el actor señala que los síntomas aparecieron cuando la modelo se vio obligada a someterse a tres resonancias en la misma semana.
"Las compañías aseguran que no hay vinculación entre el gadolino y los efectos secundarios pero está claro que este metal se queda en el cuerpo durante años", asegura Gena Norris. El problema es que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU mantiene que la sustancia no tiene efectos secundarios adversos para la salud, por lo que la batalla legal puede ser extremadamente complicada de ganar. Incluso para Chuck Norris.
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