Las exigencias de los
centros escolares respecto a las enfermedades de los alumnos matriculados están provocando un aluvión de comentarios en las redes por parte de los
pediatras. Los facultativos alegan que entre sus tareas no está la de
justificar con un informe el fin de ciertas infecciones, como la de los
piojos. Sin embargo, por más que lo dicen, a sus consultas siguen llegando padres desesperados a la búsqueda de un papel firmado por el médico con el que el colegio vuelva a abrir las puertas de las clases a sus hijos.
En Twitter, una facultativa se ha visto en la necesidad de explicar que "los
piojos no son motivo de exclusión del colegio si ya se ha iniciado un tratamiento". De esta forma, la
pediatra insiste que "el colegio no debe pedir un informe al médico de que el niño no tiene liendres" y que, por supuesto, no es necesario emitir ningún tipo de justificante médico "para volver a las aulas después de los
parásitos".
Si existen dudas sobre qué
enfermedades o
problemas de salud son los que provocan que el niño no pueda ir al colegio por ser un riesgo para la salud de sus compañeros y el personal docente, "hay una
guía muy maja que se puede consultar", informa la especialista. Este documento expone aquellos motivos que sí requieren que el menor se ausente de las clases presenciales.
Vulnerar el secreto profesional
Pero, ¿qué hacen los padres si los colegios insisten en estos certificados
médicos que Pediatría no tiene la obligación de emitir? "Pues por eso yo les miro, les digo lo que tienen que hacer. En el informe pongo que no es
criterio de exclusión y que no tienen derecho a pedir un informe en el que yo diga que está limpio", argumenta.
Emitir este tipo de
certificados médicos no solo no es obligación del pediatra, sino que puede incluso vulnerar el secreto profesional. Así lo expresó
Roi Piñeiro, jefe del
Servicio de Pediatría del
Hospital Universitario General de Villalba y miembro de la
Asociación Española de Pediatría (AEP), a
Redacción Médica. “El secreto profesional médico es inherente al ejercicio de la profesión y es un derecho del paciente”, por lo que no se deben proporcionar datos de salud de los alumnos, salvo excepciones, como que exista riesgo para la
salud pública o lo consideren oportuno sus padres por determinadas alergias alimentarias.
Por tanto, los
pediatras indican a los colegios que la decisión de si un menor se ausenta o no de las clases es de los padres o tutores y son ellos los que deberán justificarlo.
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