Si ya de por sí realizar las
guardias de 24 horas suponen un esfuerzo extra para los médicos, cuando hay una
jornada electoral es todavía mayor. Y es que, si están con este turno, tienen que hacer
cuatro horas más de trabajo para que, el compañero que les releve, pueda ejercer su
derecho al voto antes de su incorporación. El problema es que, después de tanto tiempo despierto, brindar una buena atención sanitaria cada vez es más complicado y puede llegar un punto en el que peligre tanto la vida del paciente como la del propio facultativo.
Ángel López, médico de Familia que trabaja en el ámbito rural, se ha quejado precisamente de esta situación en su perfil personal de X. El domingo
estuvo trabajando 28 horas seguidas debido a las
elecciones al Parlamento Europeo y, aunque son
casos extraordinarios, ha mostrado públicamente
su preocupación sobre los pacientes que se atienden tras llevar más de un día sin dormir.
“Cuando hay elecciones el domingo, los que estamos de guardia debemos quedarnos
4 horas más, que están pagadas, y el que entra ese mismo día, puede llegar
cuatro horas tarde, también pagadas -en Andalucía son 28,75 euros brutos la hora-
para poder ir a votar”, ha explicado este facultativo tras ser consultado por
Redacción Médica.
Para que no llegue a ser tan agotador cuando hay un evento de este calibre, entre los profesionales se puede
llegar a un acuerdo y ‘partir’ esas cuatro horas en dos para cada uno. “Es decir, el que está de guardia se queda dos horas más, y el que entra llega dos antes. Pero esto se hace si el que entra al turno quiere”, ha subrayado.
Problemas de hacer guardias de 28 horas
La atención al paciente con semejante grado de cansancio puede ser un problema tras 28 horas trabajando, prácticamente, sin descanso. De hecho, López lo indicaba este domingo en sus redes sociales: “
Imagínense cómo atenderé al paciente que venga mañana a las 11 horas, por ejemplo”. En este sentido, este médico ha explicado que, si se trata a personas con enfermedades o consultas “fáciles” de resolver, realmente “no hay” problema.
Pero, si son
cosas complicadas porque no son frecuentes o hay que hacer uso de dosis de fármacos no habituales, entonces puede ser
peligroso para la seguridad del paciente y para la propia salud de los profesionales. “Yo ayer estuve todo el día con dolor de cabeza,
un poco obtuso en el pensamiento y parco en palabras, ya que no pude descansar por un acto social familiar”, ha afirmado.
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