Mientras unos, los nuevos MIR, están ansiosos por desembarcar en los
hospitales para realizar su primer año de residencia, otros hacen balance cuando están a punto de cerrar esta etapa. Tras cuatro años de experiencia, algunos piensan en no volver a pisar el mismo espacio al que han permanecido vinculados durante su formación especializada.
Rubén Blanco es uno de ellos. El residente, que finaliza su
MIR de Medicina Familiar y Comunitaria, ha explicado a
Redacción Médica que tras vivir su última guardia en urgencias hospitalarias, se aleja de este entorno para siempre. Explica que pese a que Urgencias en un "lugar con muchos recursos al alcance del médico, donde se aprende mucho", lo cierto es que la vida del urgenciólogo no casa con su estilo de vida.
"Las
guardias de 24 horas son muy duras. Me voy a
Atención Primaria donde hay menos adrenalina pero las guardias son más cómodas", afirma. Es consciente de que actualmente este nivel asistencial "no vive su mejor momento", pero cree que puede realizar su trabajo con ilusión en "las zonas rurales donde se puede hacer una buena Atención Primaria, porque hay más confianza en el facultativo". Es por ello que, aunque no lo tiene del todo decidido en este momento, termine trabajando en estas áreas poco pobladas de la geografía española.
"Desde R0 sabía que las
Urgencias no iban a ser mi camino. Aún así, lo he dado todo y me he formado hasta el último día", dice antes de dar por zanjada su etapa en el centro hospitalario sin pensar en volver. "A partir de ahora trabajaré solo fuera del
hospital. Probablemente sea un hasta nunca en lo profesional, pero espero que solo sea un hasta luego en lo personal".
En respuesta a su mensaje, el todavía residente ha recibido numerosas muetras de apoyo de compañeros de servicio. Uno de ellos ha sido el
jefe de Urgencias de su hospital que ha destacado el trabajo de Blanco en estos años. "Ojalá más
residentes con tu compromiso y responsabilidad, aún teniéndolo tan claro desde el principio", afirma antes de señalar: "Ha sido un placer". Las palabras de reconocimiento emocionan a Blanco que confiesa a este periódico que se siente "muy agradecido por haber encontrado compañeros para toda la vida".
Tiempo de pandemia con un EPI
Entre las muchas experiencias que Blanco se lleva de su tiempo en el hospital es la de haber vivido la llegada de la
pandemia covid en primera línea: "Me llevo muchos recuerdos de allí, tanto de estudiante como de residente. Muy buenos momentos, también malos. Siempre seré de la generación de R1 de la
pandemia y no puedo evitar recordar las largas noches del Clínico con el
EPI".
Tras solo ocho meses de residencia, Blanco y el resto de sus compañeros R1 tuvieron que tomar más responsabilidades de las que les correspondían para echar una mano en los momentos más duros de la
pandemia. Una experiencia dura en lo personal que también transformó por completo sus cuatro años como residentes.
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