Hace unas semanas se conocía la muerte de un bebé tras un parto en casa que atendió un médico inhabilitado, lo que puso de manifiesto —una vez más— los
peligros que suponen los partos en los domicilios.
Elena Casado, anestesióloga, ha querido resaltar los problemas que pueden derivarse de un parto que aparentemente va bien, criticando a quienes patrocinan este tipo de prácticas para lucrarse vendiendo "
falsa seguridad" a las futuras madres. En su post, la facultativa incluye la captura de una publicación en la que se habla de
cómo enfrentarse a la muerte de un bebé tras un parto en casa.
"Me parece de locos que sigan intentando ganar dinero a costa de venderle a las mujeres la
mentira de la seguridad del parto en casa hasta el punto de
relativizar la muerte del bebé", ha publicado añadiendo después: "Si se refiere a resolver una complicación, yo te digo cómo: CON UN PEDIATRA EN UN HOSPITAL Y A TODA HOSTIA".
Tras su post en Twitter, las reacciones no se han hecho esperar, incluso algunos usuarios de esta red social se han "animado" a
compartir sus experiencias para ayudar a otras
mujeres que tengan dudas sobre cómo proceder a la hora del parto.
Un parto en caso por obligación
Una de esas respuestas ha sido la de una mujer que tuvo un parto en casa "por obligación". Explica en un extenso hilo las circunstancias espontáneas por las que
acabo alumbrando a su segunda hija en el baño de su casa y los problemas que tuvo después al
no expulsar la planceta de forma natural.
"Puede ser de ayuda a alguien", afirma Elena Hernández a
Redacción Médica sobre su historia narrada en las redes sociales. En su caso, llamó a la matrona para informar que tenía muchas contracciones y creía que estaba de parto. "Literalmente dije: 'Creo que va a ser rápido', pero
no me creyó".
El parto se fue acelerando: "No sé muy bien por qué,
me agarré fuerte al borde de la bañera (no caí en meterme dentro) y descubrí que así, boca abajo, el dolor era un poco más soportable. Nunca supe cuándo empecé a sangrar. Lo que sí noté, presa del pánico, es que
tenía algo entre las piernas".
"Le rogué y le supliqué que esperara al menos a que volviera su padre, pero, de repente, sentí ganas de empujar y empujé. Recuerdo mirar a mi derecha y
ver un bebé tirado en el suelo del baño, en medio de un charco de sangre. Tras unos segundos pensando: 'No puede ser'"
"Mi marido llamó a una ambulancia del seguro, que nos dijo que nos devolvería la llamada. Le pedí el móvil y llamé a mi comadrona, que insistió mucho en si había expulsado la placenta. No le supe decir".
Sangrando de casa al hospital
Envuelta en toallas, Elena fue sangrando de su casa al hospital. "
Mi ginecólogo tira de la placenta. Por primera vez, grito, me retuerzo de dolor. El tintineo de los estribos aún resuena en mi cabeza. De repente, todos me acarician. Segundo intento: imposible".
Tras una ecografía, y pensando que había que
extirpar el útero, finalmente consiguen suturar a Elena. "El anestesista se queda a mi lado. Todo acaba bien. Y sí, durante un tiempo me sentí una diosa por haber conseguido lo que nunca imaginé: parir sola en casa. No lo elegí, pero
salimos con vida".
Y lanza un mensaje a las futuras madres: "Mi consejo a las futuras mamás: si quieres sentirte poderosa, termina una carrera de 5K, estudia lo que siempre has querido, pinta, escribe, haz música.
Hay mil maneras de empoderarse sin jugarte la vida y la de tu bebé".
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