La pérdida de un paciente no es fácil de asimilar, más cuando se trata de alguien a quien conoces de toda la vida. Esta es la dura situación a la que se enfrentan día a día numerosos sanitarios, y es la que tuvo vivir hace solo unos días un
médico de Familia que, a pesar de poner todos sus conocimientos en intentar salvarle la vida, nada pudo hacer.
Raúl Calvo lo ha explicado en
Twitter donde ha relatado este suceso durante su última
guardia que tanto le ha afectado. "Ese momento en el que te puede el cansancio, a las doce. Llamada del 112 por parada. Es un
paciente mío, de toda la vida. Imposible reanimarlo ni nosotros ni la
UVI. Una pena tan grande que hasta me dan el pésame".
En el caso de los
médicos de Familia, "el contacto con los pacientes es tan cercano y las relaciones que se establecen muchas veces son tan estrechas y tan prolongadas en el tiempo que es inevitable sentir el fallecimiento de nuestros
pacientes como sentimos el de cualquier persona allegada", explica a
Redacción Médica el facultativo. Matiza que "sabemos que morir es el destino final de nuestros pacientes por excelentes
médicos que seamos. Es solo la vida y, en la vida, las pérdidas duelen".
"Es inevitable sentir el fallecimiento de nuestros pacientes como sentimos el de cualquier persona allegada"
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El especialista asegura que es habitual que "en esta profesión lo que vives con tus
pacientes te acompañe por la noche en la cama a la hora dormir. Es inevitable incluso en aquellos compañeros que pretenden establecer distancias con sus pacientes como forma de
autoprotección". Sin embargo, la experiencia denota que intentar apartarse de esta realidad es más una quimera.
"Es imposible porque no podemos despojarnos de nuestra
humanidad. Y, además, es que ni siquiera debemos intentar deshacernos de ella. Por lo tanto, no podemos acostumbrarnos a perder a nuestros
pacientes. Y es bueno no hacerlo. Aunque también es bueno aprender a digerir el dolor que nos provocan esas pérdidas", expone Calvo.
Tiempo y rutina, herramientas para superar la muerte
Ante esta vorágine de sentimientos que rodean al personal sanitario cuando se produce el fallecimiento de un paciente, las mejores herramientas para superarlo son "el tiempo y la rutina". El
médico de Familia explica que es importante "seguir al pie del cañón sintiendo que nuestros pacientes nos necesitan cada día". Aunque también hay algún que otro
truco para hacerle frente y el de este facultativo es conservar "un obituario con los nombres y alguna frase sobre cada uno de los pacientes que han fallecido desde que estoy en mis pueblos. Y cada vez que fallece otro de mis
pacientes,
releo los nombres de cada uno de ellos para recordarlos". Y dice aliviado:
"A mí me consuela".
Si aún así el
médico precisa de ayuda para sobreponerse tras la pérdida de un paciente, el facultativo recuerda que los
Colegios de Médicos disponen del "programa de
Plan Integral al Médico Enfermo (PAIME) que ofrece apoyo psicológico para cualquier problema de
salud mental que sufra un médico o una médica que lo solicite".
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