MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
Una personalidad sociable atenúa el dolor neuropático e intensifica la ansiedad, según ha evidenciado un nuevo estudio realizado por el Laboratorio de Neurofarmacología-NeuroPhar de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).
Actualmente, el tratamiento del dolor neuropático crónico presenta una eficacia limitada y efectos adversos significativos y, concretamente, aparece como consecuencia de una lesión traumática o degenerativa de las estructuras nerviosas, sin un estímulo evidente. Este dolor es difícil de paliar con las terapias convencionales y puede llegar a ser severo e incapacitante.
La alta variabilidad interindividual en las manifestaciones de dolor neuropático puede conducir a una respuesta diferencial de los pacientes a los tratamientos, lo que dificulta el establecimiento de pautas terapéuticas generales. Las razones de esta variabilidad son en gran parte desconocidas, por lo que identificar los factores que determinen la gravedad de las manifestaciones de dolor neuropático es importante para adaptar el tratamiento a cada paciente de forma individualizada.
Siguiendo esta línea, el equipo de investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Neuropharmacology', y recogido por la plataforma Sinc, ha evaluado en modelos de roedores cómo la sociabilidad, la ansiedad o la depresión afectan a la intensidad del dolor neuropático.
"De hecho, el rasgo de ansiedad aparece como un factor de vulnerabilidad que contribuye a aumentar el dolor, así como las consecuencias sobre la conducta emocional y la memoria. Por el contrario, una personalidad sociable ejercería una influencia positiva atenuando el dolor neuropático", han dicho los expertos.
Y es que, prosiguen, los análisis genéticos mostraron que los ratones con altos niveles de expresión de los genes Il6 y Pdyn en la amígdala eran más sensibles al dolor y estos cambios también se correlacionan con los rasgos de personalidad.
Estos genes codifican para interleuquina-6 y prodinorfina, unas proteínas involucradas en procesos inflamatorios y de sensibilización al dolor, cuya sobreexpresión en condiciones de dolor neuropático había sido previamente reportada en otras áreas del sistema nervioso como la médula espinal.
Curiosamente, la expresión de estos genes en la amígdala después de una lesión nerviosa está influenciada por los rasgos de personalidad. Así, el rasgo de ansiedad potencia la expresión de Pdyn e Il6 en amígdala, mientras que el rasgo de sociabilidad correlaciona con una menor expresión de Pdyn.
Estos datos sugieren que el impacto de los rasgos de personalidad en las manifestaciones del dolor neuropático se debería, en parte, a la modulación de la expresión génica en la amígdala. "Los resultados ayudan a comprender algunos de los mecanismos que explican la variabilidad de las manifestaciones de dolor neuropático en función de los rasgos de personalidad, lo que podría favorecer el desarrollo de tratamientos personalizados más eficaces para el dolor crónico", han zanjado.