MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Boston Consulting Group (BCG) y Nielsen Global Connect, junto con el Foro de Bienes de Consumo (CGF), han realizado un informe sobre el estado de la salud y el bienestar de los consumidores de productos alimentarios. El informe se basa en una encuesta sobre alimentación saludable realizada en 2019 en la que se preguntó a 7.000 consumidores de todo el mundo e incluye entrevistas con directores generales de los miembros del CGF. Este informe permite entender cómo las empresas pueden tomar medidas por su cuenta y con otros entes para tener un impacto significativo.
El informe reúne a los directores generales y a los directivos superiores de unos 400 minoristas, fabricantes, proveedores de servicios y otras partes interesadas de 70 países. Como parte de la Coalición de Colaboración para una Vida más Sana, el estudio incluyó entrevistas con los directores generales de 15 grandes empresas minoristas y fabricantes de bienes de consumo.
Según el informe, a pesar de que el 80 por ciento de los consumidores citaron el precio como una barrera para comprar alimentos sanos, el 85 por ciento dijo que compraría más a menudo en un minorista que promueve activamente soluciones saludables. Las comunidades rurales o de bajos ingresos son las que más probabilidades tienen de sentir que no están logrando un estilo de vida saludable.
Además, casi una cuarta parte (23%) de los consumidores admiten que luchan por lograr un enfoque sano y equilibrado de la dieta. Los consumidores y los directores generales reconocen que la dieta y la higiene son fundamentales para la salud. Los directores generales declararon que una dieta más saludable es un imperativo moral y comercial para la industria.
De hecho, los directores generales entrevistados creían que sus repercusiones más importantes en la nutrición de los consumidores provendrían del aumento de la transparencia y la educación sanitaria, las medidas proactivas de las empresas (especialmente en cuanto a la asequibilidad, la formulación y la accesibilidad de alimentos más sanos) y el uso de la reglamentación gubernamental para garantizar la igualdad de condiciones. Consideraban que algunas de esas iniciativas serían eficaces de forma aislada, mientras que otras se beneficiarían de la colaboración entre la industria, o entre ésta y el Gobierno.