Europa Press
05 feb 2024. 19.01H
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MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Un estudio de Stanford Medicine (EEUU) ha identificado una propiedad biofísica fácil de medir que puede identificar a los diabéticos de tipo 2 con mayor riesgo de cáncer de hígado que no cumplen las directrices actuales de cribado.

En este sentido, el estudio, publicado en 'Nature' señala que la distinción es importante porque las personas con diabetes de tipo 2 tienen entre dos y tres veces más probabilidades que las personas sin diabetes de desarrollar cáncer de hígado, que a menudo se produce en ausencia de cirrosis. Las tasas de cáncer de hígado están aumentando en parte porque la prevalencia de la diabetes crece en todo el mundo, sobre todo en las comunidades marginadas, donde escasean las opciones alimentarias saludables y las oportunidades de hacer ejercicio con regularidad.

"Es la primera vez que se pone en tela de juicio el dogma de la rigidez matricial como principal factor predictivo del cáncer de hígado", ha indicado la profesora de gastroenterología y hepatología Natalie Torok.

"Las directrices actuales recomiendan el cribado rutinario del cáncer de hígado sólo para las personas con cirrosis. En consecuencia, muchas personas con diabetes de tipo 2 no se someten a esta prueba. Estos nuevos hallazgos tienen implicaciones importantes no sólo para el cáncer de hígado, sino también para otros tipos de cáncer para los que la diabetes es un factor de riesgo, incluidos los cánceres de mama", ha añadido.

Torok y sus colegas colaboraron con investigadores del laboratorio del profesor asociado de ingeniería mecánica Ovijit Chaudhuri, para investigar el papel de la viscoelasticidad en el cáncer de hígado en muestras de pacientes, modelos animales y células cultivadas en el laboratorio en un andamio de tejido similar a la gelatina llamado hidrogel.

"Este estudio es el primero sobre el papel de la viscoelasticidad en el cáncer con datos que abarcan desde seres humanos y modelos de ratón hasta estudios de cultivo 'in vitro' en 3D y simulaciones computacionales", ha afirmado Chaudhuri. "Establece definitivamente el papel de la viscoelasticidad en la progresión del cáncer de hígado", ha añadido.

PRUEBA DE RIGIDEZ

La rigidez del hígado se mide de forma no invasiva con técnicas de imagen denominadas elastografía transitoria o elastografía por RM, en las que se utiliza una almohadilla vibratoria colocada en el abdomen. Las vibraciones se transmiten de la sonda de imagen al órgano; la onda de vibración que se mueve a través de un medio rígido difiere de la que se mueve a través de algo más maleable. Las personas con una rigidez hepática que supera un determinado umbral son diagnosticadas de cirrosis hepática; las directrices actuales recomiendan que se sometan cada seis meses a un cribado hepático con una ecografía abdominal y análisis de sangre.

Medidas como la rigidez se derivan de lo que se denomina matriz extracelular, el espacio entre y alrededor de las células de un órgano, repleto de proteínas, azúcares y minerales.

"Nuestros órganos no son sólo grupos de células", explica Chaudhuri, quien añade que "las células existen en un andamiaje llamado matriz extracelular que les da soporte físico pero también afecta a su maduración, especialización y funcionamiento".

Las personas diabéticas tienen niveles elevados de los llamados productos finales de la glicación avanzada o AGE. Los AGE surgen cuando el azúcar en sangre está mal controlado y los niveles elevados de moléculas de azúcar conocidas como glucosa empiezan a pegarse a las proteínas cercanas, incluido el colágeno, un componente estructural clave de la matriz extracelular. (Los AGE también están presentes en alimentos ricos en proteínas o grasas o en alimentos preparados a altas temperaturas, como fritos o asados).

Los investigadores descubrieron que las muestras de hígado de personas con diabetes de tipo 2 presentaban niveles más elevados de AGE y eran más viscoelásticas -pero no más rígidas- que las muestras de hígado de personas sin diabetes de tipo 2. Un examen más detallado en ratones de laboratorio mostró que los animales alimentados con una dieta rica en AGE tenían fibras de colágeno más cortas y menos interconectadas en la matriz extracelular del hígado que las encontradas en los animales alimentados con comida estándar.

A continuación, los investigadores estudiaron el comportamiento de las células cultivadas en el laboratorio en un gel tridimensional que imitaba la estructura de la matriz hepática. La manipulación de las células fuera del organismo les permitió evaluar el efecto de diversos cambios en su crecimiento y comportamiento.

"En nuestros hidrogeles de ingeniería, podemos ajustar una propiedad biofísica, como la viscoelasticidad o la rigidez, cada vez para entender cómo afecta cada propiedad a las células. Vimos que un cambio en la viscoelasticidad por sí solo es suficiente para impulsar un comportamiento más invasivo en las células", ha indicado Chaudhuri.

En concreto, los investigadores observaron que una matriz más viscoelástica promueve cambios en la forma de las células hepáticas y permite la formación de protuberancias invasivas en sus membranas que las ayudan a escapar de las barreras naturales destinadas a mantener las células en el lugar que les corresponde.

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