Europa Press
01 oct 2019. 16.52H
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MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Un nuevo estudio del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (Alemania) ha vinculado el envejecimiento celular a cambios estructurales en el cerebro. Según sus hallazgos, publicados en la revista 'Journal of the American Medical Association Network Open', cuando los telómeros cambian en su longitud, esta modificación también se refleja en la estructura cerebral.

Los telómeros son las tapas protectoras de los cromosomas y juegan un papel central en el proceso de envejecimiento. Los telómeros más cortos están asociados con enfermedades crónicas y los altos niveles de estrés pueden contribuir a su acortamiento. Si se vuelven tan cortos que los genes que protegen podrían dañarse, la célula deja de dividirse y renovarse. En consecuencia, la célula es cada vez más incapaz de desempeñar sus funciones. Este mecanismo es una de las formas de envejecimiento.

Por lo tanto, la longitud de los telómeros se considera un marcador de la edad biológica de una persona, en contraste con su edad cronológica. Para dos personas de la misma edad cronológica, la persona con telómeros más cortos tiene un mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la edad como el Alzheimer o el cáncer, e incluso una esperanza de vida más corta.

Basándose en este conocimiento, muchos investigadores han examinado cuánto el estilo de vida puede influir en la longitud de los telómeros. Estudios recientes sugieren que los telómeros pueden cambiar más rápido de lo que se pensaba, posiblemente tomando solo de uno a seis meses de entrenamiento mental o físico para alargarse. La premisa es que el alargamiento de los telómeros puede representar una inversión de los procesos de envejecimiento biológico. Sin embargo, aún no está claro si el alargamiento de los telómeros refleja realmente alguna mejora en la salud general de una persona y en su trayectoria de envejecimiento.

Para explorar si un cambio a corto plazo en la longitud de los telómeros después de solo unos meses podría estar realmente asociado con cambios en la edad biológica de una persona, estos investigadores lo vincularon con otro biomarcador del envejecimiento y la salud: la estructura cerebral.

Los participantes del estudio se sometieron a cuatro exámenes de resonancia magnética (RM), cada uno con tres meses de diferencia, y proporcionaron muestras de sangre en las mismas fechas. Usando el ADN de los leucocitos de la sangre, los científicos pudieron determinar la longitud de los telómeros usando una reacción en cadena de la polimerasa.

Las resonancias magnéticas se utilizaron para calcular el grosor de la corteza cerebral de cada participante. Esta capa externa de materia gris se hace más delgada con la edad. También se sabe que algunas enfermedades neurológicas y relacionadas con la edad están asociadas con un adelgazamiento cortical más rápido en ciertas regiones del cerebro.

A través de los sistemas, nuestro envejecimiento biológico parece cambiar más rápidamente de lo que pensábamos. Los índices de envejecimiento pueden variar significativamente en sólo tres meses. Si los telómeros cambiaban de longitud, esto se asociaba con cambios estructurales en el cerebro. En un período en el que los telómeros de los participantes se alargaron durante el estudio, también fue más probable que su córtex se hubiera engrosado al mismo tiempo. Por otro lado, el acortamiento de los telómeros se asoció con reducciones de la materia gris. Esta asociación ocurrió específicamente en una región del cerebro llamada precuneus, que es un centro metabólico central y de conexión.

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