Europa Press
08 may 2023. 17.59H
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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Científicos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) han identificado la firma inmunológica de los casos de inflamación cardiaca producidos tras la vacunación contra la COVID-19.

Estos hallazgos, publicados en la revista científica 'Science Immunology,' descartan algunas de las causas teóricas de la inflamación cardiaca y sugieren posibles formas de reducir aún más la incidencia de un efecto secundario de la vacunación que sigue siendo poco frecuente, afirman los autores.

Cuando hace dos años se empezaron a administrar las nuevas vacunas contra la COVID-19, las autoridades sanitarias detectaron un aumento de los casos de miocarditis, una inflamación del músculo cardiaco, sobre todo entre los varones jóvenes que habían sido vacunados con vacunas de ARNm. Sin embargo, no estaba claro qué causaba exactamente esta reacción.

La miocarditis es una inflamación generalmente leve del tejido cardiaco que puede causar cicatrices, pero que suele resolverse en cuestión de días. El aumento de la incidencia de miocarditis durante la vacunación se observó principalmente en varones adolescentes o de veintipocos años, que habían sido vacunados con vacunas de ARNm, diseñadas para provocar respuestas inmunitarias específicas contra el virus del SRAS-CoV-2.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), entre los varones de 12 a 17 años, entre el 22 y el 36 por 100.000 experimentaron miocarditis en los 21 días siguientes a recibir una segunda dosis de la vacuna. Entre los varones no vacunados de este grupo de edad, la incidencia de miocarditis fue de 50,1 a 64,9 casos por 100.000 tras la infección con el virus.

Para este estudio, los investigadores llevaron a cabo un análisis detallado de las respuestas del sistema inmunitario en esos raros casos de miocarditis entre individuos vacunados.

Descubrieron que la inflamación del corazón no estaba causada por anticuerpos creados por la vacuna, sino por una respuesta más generalizada en la que intervenían células inmunitarias e inflamación.

"El sistema inmunitario de estas personas se acelera demasiado y produce respuestas celulares y citocinas en exceso", ha explicado Carrie Lucas, una de las responsables del trabajo.

Investigaciones anteriores habían sugerido que aumentar el tiempo entre vacunaciones de cuatro a ocho semanas podría reducir el riesgo de desarrollar miocarditis.

Según las conclusiones de los CDC, el riesgo de miocarditis es significativamente mayor en las personas no vacunadas que contraen el coronavirus que en las que reciben vacunas.

"Espero que estos nuevos conocimientos permitan seguir optimizando las vacunas de ARNm, que, además de ofrecer claros beneficios para la salud durante la pandemia, tienen un enorme potencial para salvar vidas en numerosas aplicaciones futuras", ha remachado Anis Barmada, estudiante de doctorado en la Facultad de Medicina de Yale y coautor del artículo.

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