Europa Press
08 oct 2019. 13.59H
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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Alimentación y Salud, perteneciente al grupo de Calidad, Seguridad y Bioactividad de Alimentos Vegetales del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) en Murcia, ha puesto de manifiesto que las las bacterias intestinales controlan la recuperación de la silueta de las madres tras el parto.

En concreto, los investigadores han comprobado que los valores antropométricos (peso, cintura y cadera) y la microbiota intestinal de las madres siguen alterados tras el parto, y que a lo largo de un año se van normalizando pareciéndose cada vez más a los que tenían antes del embarazo.

Sin embargo, y según el trabajo, en el que se han analizado durante un año a 40 mujeres, no todas las madres recuperan la silueta tan fácilmente durante ese primer año de postparto y en esa adaptación juega un papel crucial el perfil de la microbiota intestinal que tiene cada mujer.

"Al inicio de la investigación, detectamos un primer resultado relevante al comprobar que la microbiota intestinal de las madres seguía bastante alterada después del parto y que solo se observaban dos de los tres metabotipos existentes (metabotipo A y B). Además, el número de voluntarias con metabotipo B era más alto de lo normal mientras que el metabotipo A estaba infrarrepresentado respecto a la población normal. Esto era importante porque los resultados derivados de estudios recientes del equipo sugieren que el metabotipo A es protector y que el metabotipo B es más propenso a las alteraciones cardiometabólicas", han explicado los expertos.

En concreto, los resultados del estudio han demostrado que el grupo de madres con metabotipo A tenía más facilidad para recuperar su peso habitual antes del embarazo que las del metabotipo B. Así, el 75 por ciento de las progenitoras del metabotipo A perdió peso frente a un porcentaje mucho menor de las madres del metabotipo B.

Además, mientras que la microbiota intestinal de las mujeres del metabotipo A fue cambiando progresivamente durante el año de postparto, pareciéndose cada vez más a los valores normales anteriores a la gestación, la de las madres del metabotipo B apenas se modificó.

"Esta escasa variación de la microbiota intestinal en el grupo con metabotipo B explicaría su mayor dificultad para perder kilos de más tras el parto. Es decir, la capacidad de las madres para perder peso tras el parto no es igual en todas, tal y como se observa en la vida cotidiana y esto depende de su diferente microbiota intestinal", han apuntado los investigadores.

La respuesta parece residir en un posible desequilibrio en la microbiota intestinal (llamado disbiosis) en personas del metabotipo B como sugieren las investigaciones recientes de este mismo equipo del CEBAS-CSIC. En el caso de las madres, los metabotipos predicen la mayor o menor capacidad que van a tener para recuperarse después del parto, los perfiles microbianos y antropométricos que tenían antes del embarazo.

"Que una madre sea del metabotipo B quizá puede interpretarse como un semáforo que alerta de una posible disbiosis, y esto puede relacionarse con un mayor riesgo tras el embarazo de desarrollar obesidad y enfermedades cardiometabólicas", han zanjado los investigadores.

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