Europa Press
26 jun 2020. 16.52H
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MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

Un estudio de 153 pacientes tratados en hospitales de Reino Unido durante la fase más grave de la pandemia COVID-19 ha descrito una serie de complicaciones neurológicas y psiquiátricas que pueden estar relacionadas con la enfermedad. El trabajo se ha publicado este viernes en la revista científica 'The Lancet Psychiatry'.

Para investigar la amplitud de las complicaciones de COVID-19 que afectan al cerebro, los investigadores establecieron una red segura en línea en todo el Reino Unido para que los médicos especialistas informen sobre los detalles de casos específicos. Estos portales fueron alojados por organismos profesionales que representan a especialistas en neurología, accidentes cerebrovasculares, psiquiatría y cuidados intensivos. Los datos se recogieron entre el 2 y el 26 de abril de 2020, durante la fase exponencial de la pandemia.

Durante el período de estudio se notificaron unos 153 casos, de los cuales se disponía de los detalles clínicos completos de 125 pacientes. El estudio incluyó a pacientes con infección por COVID-19 confirmada mediante una prueba de PCR (114 personas), infección probable diagnosticada mediante radiografías de tórax o tomografías computarizadas (6 personas) y posible infección, en la que los pacientes tenían síntomas coherentes con la enfermedad pero las pruebas de diagnóstico eran negativas o no se hacían (5 personas).

La complicación cerebral más común que se observó fue un accidente cerebrovascular, que se notificó en 77 de 125 pacientes. De estos, 57 pacientes tuvieron un accidente cerebrovascular causado por un coágulo de sangre en el cerebro, conocido como accidente cerebrovascular isquémico, nueve pacientes tuvieron un accidente cerebrovascular causado por una hemorragia cerebral, y un paciente tuvo un accidente cerebrovascular causado por la inflamación de los vasos sanguíneos del cerebro. Se disponía de datos sobre la edad de 74 de los pacientes que sufrieron un accidente cerebrovascular y la mayoría tenía más de 60 años (82%, 61/77).

Hasta 39 pacientes mostraron signos de confusión o cambios de comportamiento que reflejaban un estado mental alterado. De ellos, nueve pacientes tenían una disfunción cerebral no especificada, conocida como encefalopatía, y siete pacientes tenían inflamación del cerebro, lo que se denomina médicamente encefalitis. Se necesitan estudios de seguimiento a largo plazo para evaluar la duración y la gravedad de estas complicaciones.

Los 23 pacientes restantes con un estado mental alterado fueron diagnosticados con afecciones psiquiátricas, de las cuales la gran mayoría fueron determinadas como nuevos diagnósticos por el psiquiatra que los notificó (92%, 21/23). Aunque la mayoría de los diagnósticos psiquiátricos fueron determinados como nuevos por el psiquiatra o neuropsiquiatra notificante, los investigadores dicen que no pueden excluir la posibilidad de que estos no hayan sido diagnosticados antes de que el paciente desarrollara COVID-19.

Los 23 pacientes con diagnósticos psiquiátricos incluían diez pacientes con una psicosis de reciente aparición y seis pacientes con un síndrome similar a la demencia. Siete pacientes presentaban signos de un trastorno del estado de ánimo, incluyendo depresión y ansiedad (7/23). Se disponía de información sobre la edad de 37 de los 39 pacientes con un estado mental alterado y, de ellos, alrededor de la mitad eran menores de 60 años (49%, 18/37).

Según los investigadores, la elevada proporción de pacientes más jóvenes a los que se les diagnostican trastornos psiquiátricos después de mostrar signos de un estado mental alterado podría deberse a que esos pacientes tienen más probabilidades de ser remitidos a un psiquiatra u otro médico especialista, mientras que la confusión o los cambios de comportamiento en los pacientes de más edad pueden ser más propensos a ser atribuidos al delirio y a no ser investigados más a fondo.

Se necesitan estudios detallados a largo plazo para confirmar si existe alguna relación entre la infección por COVID-19 y la aparición de complicaciones psiquiátricas o neuropsiquiátricas en pacientes más jóvenes. Tales estudios deberían incluir la comparación de la respuesta inmunológica en pacientes afectados y no afectados, así como la investigación de los factores genéticos que podrían sustentar el desarrollo de la enfermedad, dicen los investigadores.

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