MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
Investigadores de Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) han confirmado que añadir más ácidos grasos omega-3 (salmón y nueces) a la dieta reduce los síntomas del asma en niños que están provocados por la contaminación del aire interior, relacionados con la exposición a ciertas sustancias que se encuentran en viviendas, colegios, transporte y estaciones de metro, como polvo o materiales de limpieza.
El mismo estudio, que se ha publicado en la revista 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine' y realizado durante seis meses en niños de la ciudad estadounidense de Baltimore, apunta, sin embargo, que cantidades más altas de ácidos grasos omega-6 (aceites vegetales) en la dieta podrían tener el efecto contrario y estar asociados con un asma más severo.
La contaminación del aire interior, de fuentes como la cocina, las actividades de limpieza (es decir, barrer) y el humo del cigarrillo, es un desencadenante conocido de los síntomas del asma. Trabajos anteriores de este misom grupo de investigación demostraron que los niveles altos, específicamente de las partículas en el aire de los hogares en la ciudad de Baltimore, a menudo exceden los estándares aceptables de calidad del aire exterior establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés).
Hay cada vez más pruebas de que la dieta, en particular los niveles de ácidos grasos omega-3 y omega-6, puede desempeñar un papel en la salud pulmonar al cambiar la forma en que el cuerpo responde a la inflamación y la procesa. Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en abundancia en el pescado y en ciertas nueces y semillas, se consideran saludables en parte porque reducen la inflamación. En cambio, los ácidos grasos omega-6, que se encuentran principalmente en los aceites vegetales (incluyendo el maíz, la soja, el cártamo y el girasol), han demostrado en otros estudios que tienen efectos mixtos sobre la salud, pero tienen el potencial de promover la inflamación.
Debido a que los niños con asma ya son propensos a la inflamación y a los síntomas respiratorios, los investigadores formularon la hipótesis de que la ingesta de omega-3 y omega-6 podría estar relacionada con la gravedad del asma, y la forma en que los niños respondieron a la contaminación del aire en sus hogares. El nuevo estudio incluyó a 135 niños con asma entre los 5 y los 12 años de edad. Aproximadamente un tercio de los niños tenía asma leve, un tercio moderada y otro tercio severa.
DETALLES DEL ESTUDIO
Durante cada una de las semanas de evaluación, el equipo de los hogares de los participantes midió dos rangos de tamaño de la contaminación del aire: partículas con diámetros de 10 micrómetros y menores (un sexto del ancho de un cabello humano o menos) y partículas con diámetros de 2,5 micrómetros y menores. Cuando se inhala, las partículas más grandes normalmente se depositan a lo largo de las vías respiratorias, mientras que las más pequeñas pueden penetrar más en los pulmones, llegando a los diminutos sacos de aire. Ambos rangos de tamaño, aunque invisibles a simple vista, se han relacionado con los síntomas del asma en niños y adultos.
La concentración media de las partículas más pequeñas en los hogares infantiles fue de 26,8 microgramos por metro cúbico (la norma anual de la EPA para el aire exterior es de 12 microgramos por metro cúbico), y la concentración media para la gama que incluye las más grandes fue de 39 microgramos por metro cúbico.
El estudio evidencia que, por cada gramo adicional de ingesta de omega-6, los niños tenían un 29 por ciento más probabilidades de estar en una categoría de asma más grave. Cada gramo adicional de omega-6 en la dieta se asoció con un aumento del 2 por ciento en las probabilidades de síntomas diurnos en respuesta al aumento de los niveles de contaminación de partículas pequeñas en 10 microgramos por metro cúbico. Los niños que tomaban más omega-6 eran más propensos a tener síntomas incluso con el mismo nivel de exposición a la contaminación.
Los resultados fueron similares para la contaminación por partículas más grandes y para los resultados de los síntomas nocturnos y el uso de inhaladores. Más omega-6 en la dieta también se asoció con mayores porcentajes de un tipo de glóbulos blancos vinculados con la inflamación, los neutrófilos, en respuesta a la contaminación.
Por el contrario, con cada aumento de 0,1 gramos en los niveles de ácidos grasos omega 3 en la dieta, se observaron entre un 3 y 4 por ciento menos probabilidades de síntomas de asma diurna en respuesta a aumentos en ambos rangos de tamaño de la contaminación del aire de 10 microgramos por metro cúbico. Es decir, los niños que comían más omega 3 eran menos propensos a tener síntomas incluso al mismo nivel de exposición a la contaminación del aire.