MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Investigadores de la Escuela de Enfermería y Obstetricia del Trinity College de Dublín (Irlanda) han aportado una perspectiva internacional sobre las diferencias en las intervenciones clave en el parto. Su trabajo recoge dos estudios, publicados en la revista 'Plos One'. El primero analiza las implicaciones de coste de la reducción de las tasas de cesáreas (tasas CS) entre las madres primerizas, junto con la mejora de las tasas de partos vaginales después de las cesáreas.
Las tasas de cesáreas en toda Europa han aumentado significativamente en las dos últimas décadas. Además de ser una cuestión clínica importante, estos cambios en la modalidad de nacimiento pueden tener importantes repercusiones en los recursos.
En el estudio se examinaron las repercusiones en materia de recursos a largo plazo de la reducción de las tasas de cesárea entre las madres primerizas, así como del mejoramiento de las tasas de parto vaginal después de la cesárea, en una cohorte anual de mujeres en el curso de sus años de procreación más activos (18 a 44 años) en dos sistemas de salud pública de Europa: Irlanda y Gales.
Los investigadores descubrieron que el beneficio económico de las mejoras en estos dos resultados es considerable, ya que el valor actual neto de los ahorros asociados a un cambio de cinco puntos porcentuales en las tasas de cesárea nulípara (una mujer que aún no ha dado a luz un hijo).
"Nuestros resultados muestran que, además de los beneficios clínicos reportados, hay un beneficio económico significativo de la reducción de las tasas de cesárea entre aquellos para los que es seguro hacerlo en Irlanda. Esto puede liberar recursos vitales de atención de maternidad para fortalecer los servicios de maternidad en Irlanda y mejorar los resultados para las mujeres, los niños y las familias", resalta uno de los líderes del estudio, Patrick Moran.
El segundo estudio examinó el uso de la oxitocina para inducir el parto. La oxitocina se utiliza ampliamente, pero incluso 70 años después de que se introdujera por primera vez en la práctica clínica, todavía no hay acuerdo sobre el régimen de infusión óptimo que se debe utilizar durante la inducción (inicio) o el aumento (aceleración) del trabajo de parto.
En el estudio se comprobó que en los 16 regímenes se observaron variaciones considerables, con una diferencia de 11 veces entre las cantidades mínimas y máximas. Dado que la oxitocina es un medicamento potencialmente nocivo, con graves consecuencias para la madre y el bebé, es fundamental que se administre la tasa mínima de infusión apropiada.
El estudio determinó que la cantidad total de oxitocina infundida en UI (unidad internacional), estimada durante ocho horas, osciló entre 2,38 UI y 27,00 UI, una variación de 24,62 UI y una diferencia de 11 veces en los 16 regímenes.
"En la era de la atención de la salud basada en pruebas, el hecho de que exista una variación tan amplia en el uso de la oxitocina infundida, y en la cantidad total infundida, refleja el posible uso excesivo en muchos entornos. Todos los profesionales de la atención de la maternidad están impulsados por la necesidad de reducir la morbilidad y la mortalidad maternas y neonatales evitables, pero es fundamental que las intervenciones intraparto destinadas a reducir el riesgo de algunas personas que tienen complicaciones no se utilicen habitualmente para otras que están sanas", concluye otra de las autoras, Deirdre Daly.