MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Un estudio surcoreano sobre 1,8 millones de mujeres ha descubierto que el riesgo de abortos y mortinatos era mayor entre las desempleadas, mientras que el riesgo de no tener ningún hijo vivo era mayor entre las empleadas.
Las mujeres que trabajaban en el sector de los trabajadores sociales presentaban el mayor riesgo de no tener ningún nacido vivo. Además, los empleos en el sector manufacturero y en el sector sanitario/social se asociaron a un mayor riesgo de abortos precoces que los empleos en el sector financiero/seguros.
El riesgo de no nacidos vivos fue sistemáticamente mayor en los sectores de la industria manufacturera, el comercio al por mayor y al por menor, la educación, la sanidad y el trabajo social, y los servicios públicos, sociales y de personal.
Los datos del estudio, publicado en la revista científica 'Journal of Occupational Health', se obtuvieron del Servicio Nacional de Información Sanitaria de Corea del Sur, que engloba a cerca del 97 por ciento de la población coreana como sistema de seguro sanitario universal.
El estudio incluyó información de alrededor de 1,8 millones de mujeres embarazadas de entre 20 y 49 años entre 2010 y 2019. Alrededor de 1,2 millones de estas mujeres estaban empleadas, y las 600.000 restantes estaban desempleadas.
Los investigadores calcularon el riesgo de 3 resultados de pérdida de embarazo: aborto temprano (aborto espontáneo, embarazo ectópico y embarazo molar), mortinato y ningún nacimiento vivo (embarazo sin registro de nacimiento vivo posterior, que incluye resultados abortivos tempranos y mortinatos).
Las embarazadas con empleo tenían más probabilidades de ser más jóvenes, tener ingresos más bajos y un índice de masa corporal (IMC) normal que las embarazadas sin empleo. Además, el desempleo se asoció con una mayor prevalencia de anemia y antecedentes de tabaquismo en comparación con el empleo.
En general, el 18, el 0,7 y el 39,8 por ciento de los embarazos terminaron con resultados de aborto temprano, mortinatos y ningún nacido vivo, respectivamente, de 2010 a 2019.
Los riesgos de resultados abortivos y mortinatos fueron mayores entre las mujeres desempleadas, mientras que el riesgo de no nacidos vivos fue mayor entre las mujeres empleadas.
Las mujeres en el sector de trabajadores sociales tenían el mayor riesgo de no nacer vivo. Los empleos en el sector manufacturero y en el sector sanitario/social se asociaron con un mayor riesgo de abortos precoces en comparación con los empleos en el sector financiero/seguros.
El riesgo de no nacer vivo fue sistemáticamente mayor en los sectores de la industria manufacturera, el comercio mayorista y minorista, la educación, la sanidad y el trabajo social, y los servicios públicos, sociales y de personal.
Los autores señalan que estas asociaciones pueden estar influidas por las condiciones laborales presentes en muchos de estos tipos de trabajo, como el trabajo físico en el comercio minorista, los horarios erráticos de los trabajadores sanitarios o los materiales peligrosos en la industria manufacturera.
"Nuestros hallazgos ponen de relieve la necesidad urgente de evaluar las condiciones de trabajo para prevenir resultados adversos del embarazo en las trabajadoras. Se necesitan más estudios que utilicen datos detallados del entorno laboral para identificar las causas específicas de los resultados adversos del embarazo relacionados con cada ocupación", han concluido los autores.