Europa Press
29 oct 2020. 17.16H
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MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

El Ministerio de Sanidad ha destacado, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Ictus, la importancia de la rapidez en la detección de los síntomas iniciales de esta patología así como en contactar con los sistemas de emergencias médicas 112 para empezar a actuar con la mayor celeridad posible, incluido en los meses de pandemia.

Esos síntomas son la pérdida de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, boca torcida, dificultades para hablar o entender, pérdida brusca de visión, cefalea brusca muy intensa, parcial o total, sensación de vértigo intenso o caídas bruscas inexplicables, si se acompañan de cualquiera de los otros síntomas.

Desde el Ministerio de Sanidad se quiere dar visibilidad a esta enfermedad, "de enorme repercusión social", que supone la primera causa de muerte en mujeres y la primera causa de discapacidad adquirida, y difundir el trabajo que se está haciendo para garantizar la calidad de su atención sanitaria a través de la Estrategia en Ictus.

Dicha estrategia fue aprobada en noviembre de 2008 por el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), y representa el esfuerzo consensuado entre el Ministerio de Sanidad, las sociedades científicas, las asociaciones de pacientes y las comunidades autónomas para conseguir una mejor prevención, atención y rehabilitación de esta patología, basadas en la excelencia clínica y en condiciones de igualdad en todo el territorio.

La Estrategia en Ictus establece una serie de objetivos y recomendaciones focalizados en la promoción de la salud y la prevención, la atención en fase aguda al paciente, la rehabilitación y reinserción de los pacientes y la formación de los profesionales implicados.

Según ha informado el departamento que dirige Salvador Illa, actualmente se está llevando a cabo la actualización de la Estrategia y para ello, como paso previo, se está realizando su evaluación. Entre los datos preliminares de la misma, destaca la tendencia descendente de la tasa de mortalidad, que ha pasado de 31,64/100.000 habitantes en 2008 a 22,25/100.000 habitantes en 2018, y de la tasa de mortalidad prematura por ictus (menores de 75 años) que ha pasado de 10,24/100.000 habitantes en 2008 a 7,75/100.000 habitantes en 2018.

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