Europa Press
05 feb 2019. 18.21H
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MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Muchos mayores que se someten a una gran cirugía experimentan delirio postoperatorio tras sus operaciones. Ahora, en un estudio en más de 1.200 pacientes quirúrgicos, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos) han confirmado que una menor anestesia durante la operación no previene este delirio.

Sin embargo, en un grupo en el que se realizó un monitoreo cerebral cercano, se produjeron menos muertes en los primeros 30 días después de la cirugía. Ese fue un hallazgo "inesperado", y en su artículo, publicado en la revista 'Journal of American Medical Association', defienden los beneficios potenciales relacionados con el monitoreo cerebral.

El delirio, descrito como un estado de confusión o agitación, es común después de la cirugía. Es desagradable, pero casi siempre temporal. Sin embargo, se ha relacionado con estancias más prolongadas en unidades de cuidados intensivos (UCI), más días en total en el hospital e incluso un mayor riesgo de muerte. Alrededor del 25 por ciento de los pacientes de cirugía mayores experimentan delirio postoperatorio.

En el estudio se analizó a un total de 1.232 pacientes. La mitad se asignó al azar a un monitoreo muy cercano de la actividad eléctrica del cerebro, según lo medido por electroencefalograma (EEG) durante la cirugía, y el resto recibió atención habitual durante sus operaciones. El 26 por ciento del grupo monitoreado todavía experimentó delirio en los primeros cinco días después de la cirugía. En comparación, el 23 por ciento de los que no recibieron un monitoreo tan cercano de la actividad cerebral desarrollaron delirio durante el mismo período.

"Se piensa que en ciertos niveles de anestesia, la actividad cerebral se suprime, y eso es lo que media estos problemas. Pero descubrimos que prevenir la supresión al controlar de cerca y luego ajustar las dosis de anestesia hace que el delirio no sea menos probable", explica el primer autor del estudio, Troy S. Wildes, profesor asociado de Anestesiología.

Sorprendentemente, hubo menos muertes entre los pacientes cuya actividad cerebral se monitorizó de cerca y se ajustaron los niveles de anestesia. En ese grupo monitoreado, cuatro de 614 pacientes, menos del 1 por ciento, murieron en el mes posterior a la cirugía. Entre los 618 pacientes que no recibieron un monitoreo cerebral tan cercano, 19 (solo más del 3 por ciento) murieron dentro de los 30 días de sus cirugías.

"Creo que deberíamos controlar el cerebro de cada paciente durante la anestesia general, al igual que monitoreamos de manera rutinaria la función cardíaca y pulmonar. El monitoreo de otros órganos durante la cirugía se ha convertido en el estándar de atención, pero por alguna razón, a pesar de que el cerebro es el objetivo de los medicamentos de anestesia, este tipo de monitoreo nunca se ha convertido en una rutina", lamenta.

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