Europa Press
24 ene 2024. 14.08H
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MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

Los tumores óseos benignos son "relativamente frecuentes", sobre todo los que no se consideran agresivos, "y que a veces se descubren casualmente en radiografías realizadas por otro motivo", explica el doctor Javier Carrascoso, jefe asociado del Servicio de Diagnóstico por la Imagen del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, quien advierte que "son lesiones que no hay que tocar y que sólo se deben vigilar".

Los tumores óseos malignos no son especialmente comunes, sin embargo, para su diagnóstico correcto y tratamiento es fundamental que participen equipos multidisciplinares coordinados por traumatólogos, pero en los que estén representados también radiólogos, patólogos, oncólogos médicos y radioterapeutas, "donde se discute de forma colegiada las decisiones de manejo de cada caso".

"Se deciden métodos e indicaciones diagnósticas y terapéuticas y se coordina su ejecución", explica el doctor Luis Ramos Pascua, traumatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y miembro del Comité de Tumores Musculo-Esqueléticos, quien señala que el dolor es el principal síntoma que muestran los tumores óseos, tanto si son benignos como malignos.

Este dolor incluso en tumores benignos se da debido a la fragilidad mecánica que ocasiones en el hueso, "máxime si se rompe por la compresión de estructuras anatómicas vecinas. En algunos casos, como el de los osteomas osteoides es tan característico que orienta el diagnóstico cuando se presenta en pacientes jóvenes. Es un dolor continuo, intenso, agudo y lancinante capaz de despertar de su sueño al paciente. En los tumores malignos el dolor suele ser de intensidad progresiva, rebelde a los analgésicos convencionales y cada vez más invalidante", abunda el doctor Luis Ramos.

En los tumores óseos existen dos categorías principales, que son "los primarios que se generan sobre hueso sano y los secundarios (habitualmente malignos) que lo hacen sobre una lesión previa que puede ser muy variada: un tumor benigno, un hueso irradiado o una enfermedad ósea no tumoral", también son tumores óseos secundarios las metástasis que serían, "tumores óseos malignos originados en otro lugar (óseo o no) que se han extendido por vía sanguínea", añade.

METÁSTASIS, ¿CUÁNDO SE PRODUCE?

El hueso es uno de los lugares más comunes de las metástasis de los cánceres sólidos avanzados. De hecho, puntualiza el doctor José Tabuenca, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, "se producen entre en un 65 a un 80% de los pacientes con cánceres de próstata o mama y, entre el 40 al 50% de los pacientes con cáncer de pulmón".

El manejo de los tumores óseos es difícil y complejo debido a dos motivos: el primero es su relativa baja frecuencia (la de los tumores óseos malignos primarios), lo que justifica la obligación de su manejo en centros especializados; el segundo, es que su forma de presentación y tratamiento son muy diferentes según cada caso y cada paciente.

"De forma general los tumores óseos benignos asintomáticos y que no fragilizan el hueso, se vigilan. Los benignos asintomáticos, se operan. Los malignos primitivos no hematológicos también se tratan quirúrgicamente con tratamientos complementarios que suelen incluir quimioterapia o radioterapia. Los malignos primarios hematológicos se tratan con quimioterapia y radioterapia con participación ocasional del cirujano ortopédico para prevenir o tratar complicaciones.

Finalmente, el tratamiento de las metástasis óseas puede ser quirúrgico, radioterápica, quimioterápico", analiza Tabuenca, que abunda que por esta variabilidad "es importante individualizar el tratamiento y decidirlo en comités multidisciplinarios en los que participan diferentes especialistas".

"En la actualidad existen escasos comités multidisciplinares de esta clase en la medicina privada. En el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid podemos prestar ayuda a cualquier servicio de Traumatología o de Oncología que quiera someter a sus pacientes al análisis de un comité multidisciplinar", concluye.

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