MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Los programas contra la pobreza pueden ayudar a reducir las disparidades en el desarrollo del cerebro y los síntomas de salud mental de los niños, ya que los estados que brindan redes de seguridad social más sólidas tienen menores disparidades socioeconómicas en el desarrollo del cerebro y la salud mental de los niños de 9 a 11 años, según una investigación respaldada por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Según este estudio, la disparidad en la estructura cerebral entre los niños de hogares de ingresos altos y bajos es más de un tercio menor en los estados con mayor asistencia que en los que ofrecen menos y la disparidad en los síntomas de salud mental se reduce casi a la mitad.
El estudio, publicado en 'Nature Communications', destaca el impacto que las desigualdades socioeconómicas pueden tener en el desarrollo del cerebro de un niño, pero demuestra que esta brecha se puede mitigar a través de programas estatales contra la pobreza, como el Crédito Tributario por Ingreso del Trabajo, Asistencia Temporal para Familias Necesitadas y Medicaid.
Los hallazgos reflejan los datos del Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (Estudio ABCD), dirigido por el NIDA. Investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Washington, St. Louis, analizaron los datos del Estudio ABCD de más de 10.000 jóvenes en 17 estados que difieren en su coste de vida y políticas antipobreza.
La evidencia emergente ha demostrado que los niños de familias con ingresos más bajos en relación con los niños de familias con ingresos más altos exhiben un volumen del hipocampo más pequeño, y el hipocampo juega un papel fundamental en la memoria y el aprendizaje emocional.
"Múltiples estudios han encontrado asociaciones entre los cambios cerebrales que se muestran en esta investigación e impactos significativos, como puntajes bajos en las pruebas, falta de preparación escolar y factores de riesgo de trastornos del estado de ánimo", afirma la directora del NIDA, Nora Volkow.
Al replicar los hallazgos de estudios más pequeños, el equipo de investigación primero validó que los ingresos familiares más bajos están asociados con un volumen del hipocampo más pequeño y más síntomas de afecciones de salud mental como ansiedad, depresión, agresión, impulsividad y falta de atención entre los participantes de 9 a 11 años.
Además, esperaban que estas disparidades entre las familias con ingresos altos y bajos se exacerbaran en los estados más caros, donde el alto coste de vida ejerce una presión adicional sobre los hogares de bajos ingresos. Y, efectivamente, las diferencias en el volumen del hipocampo entre los niños de familias de ingresos altos y bajos fueron mayores en los estados con un coste de vida más alto.
Sin embargo, la disponibilidad y el valor de los beneficios de los programas de asistencia monetaria en los estados con un coste de vida más alto redujo esta disparidad en un 34 por ciento y, de manera similar, en los estados con expansión de Medicaid, la disparidad se redujo en un 43 por ciento.