Europa Press
18 dic 2020. 11.16H
SE LEE EN 4 minutos

MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) acaba de publicar un documento de posicionamiento que, a través de 17 recomendaciones, recoge y describe los aspectos más relevantes e imprescindibles sobre la valoración integral y multidimensional del paciente anciano hospitalizado.

El documento, publicado en Revista Clínica Española (RCE), la publicación científica de SEMI, y desarrollado por el Grupo Focal de Envejecimiento y el Grupo de Trabajo de Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de SEMI, pretende servir de orientación hacia una adaptación de la práctica asistencial en los Servicios de Medicina Interna que brinde respuesta al cambio demográfico y al perfil epidemiológico actual de la persona mayor hospitalizada.

Asimismo, también pretende facilitar el reconocimiento de las necesidades y vulnerabilidades de los pacientes, contribuir al desarrollo de planes individualizados de atención, y aumentar el trabajo en equipo para evitar el deterioro funcional y cognitivo de las personas ancianas tras su ingreso hospitalario, así como mejorar, en la medida de lo posible, los resultados en salud y la experiencia de la hospitalización.

CAMBIO DEL PATRÓN DEMOGRÁFICO Y DEL PERFIL EPIDEMIOLÓGICO

En los últimos 20 años, según se explica en el documento, "la edad media de los pacientes ingresados en los Servicios de Medicina Interna de nuestro país ha aumentado en 19,3 años" y solamente en el período comprendido entre 2007 y 2014 este incremento ha sido de tres años. Como consecuencia de ello, el perfil de la persona mayor que atienden los internistas presenta "un mayor número de enfermedades crónicas, un peor estado funcional, y una situación social más compleja".

El envejecimiento progresivo de la población, junto con la mejora de las condiciones sociales y el avance de los cuidados sanitarios, han generado un "marcado incremento del número de pacientes con enfermedades crónicas, fragilidad y dependencia, lo que condiciona un mayor consumo de recursos sanitarios y sociales", reza en el documento.

Además, dicho posicionamiento reconoce y resalta que "la valoración integral y multidimensional y la elaboración multidisciplinar de un plan de atención durante el ingreso pueden tener un impacto para evitar mortalidad, discapacidad e institucionalización al alta".

Así, este documento pone en valor la necesidad de potenciar el trabajo en equipo para conseguir mejorar resultados en salud en este perfil de pacientes. Para ello, la atención junto con enfermeras, trabajadores sociales, farmacéuticos y otros actores que habitualmente participan de la asistencia de los pacientes ancianos hospitalizados, se constituye en una estrategia "clave" que se ha tenido en cuenta en la propuesta de recomendaciones.

En este sentido, la colaboración entre especialidades de ámbito generalista (médicos de familia, geriatras, internistas, profesionales que trabajan en las urgencias, entre otros) y el aprendizaje mutuo "debe ser un elemento a potenciar en el trabajo diario de nuestros servicios de medicina interna y en los hospitales", según expresan desde la SEMI en el informe.

Así, recomiendan, en primer lugar, realizar una valoración integral y multidimensional de las personas ancianas (VIMA) hospitalizadas en Medicina Interna, que debe incluir una evaluación clínica, de la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria, de la función cognitiva, del estado afectivo, de la medicación y de la situación social. Una vez hecho esto, aconsejan evaluar en los ancianos hospitalizados la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria; así como examinar la situación cognitiva de estos y prevenir e identificar de forma precoz el delírium de estos pacientes.

Además, apuestan por evaluar el estado afectivo y el despistaje de un trastorno depresivo en estos ancianos hospitalizados mediante una herramienta de cribado o, cuando esto no sea posible, mediante la entrevista clínica ordinaria. En relación a esto último, durante la hospitalización de estos pacientes, "es conveniente identificar a la persona cuidadora principal y detectar las situaciones de riesgo social", según el documento.

Por otro lado, en colaboración con los profesionales de enfermería, hay que evaluar la existencia de otras situaciones de riesgo como fragilidad, desnutrición y los riesgos de caídas y de úlceras por presión; así como llevar a cabo una valoración del pronóstico para adecuar, junto al paciente hospitalizado y su familia, los objetivos y la intensidad de los cuidados, los estudios diagnósticos y los tratamientos.

Asimismo, recuerdan la importancia de identificar, durante la hospitalización, a las personas ancianas con enfermedad crónica avanzada o en situación de cuidados paliativos, para organizar y planificar los cuidados teniendo en cuenta sus expectativas, preferencias y valores; en esta línea, es conveniente aprovechar el ingreso hospitalario para hacer una revisión sistemática de la medicación de la persona anciana.

Así las cosas, durante la hospitalización de este tipo de pacientes, antes de prescribir un fármaco nuevo o de plantear la desprescripción de un medicamento, hay que valorar el beneficio-riesgo teniendo en cuenta los resultados de la VIMA, que debe acompañarse de la realización de un plan de intervención individualizado. Además, tras una hospitalización, los resultados de la VIMA deben constar en el informe de alta. Por último, desde SEMI señalan que la VIMA debe actualizarse periódicamente.

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.