Europa Press
16 nov 2020. 14.47H
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MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

Los cambios en el olfato y el gusto proporcionan marcadores más tempranos de la propagación de la infección del SARS-CoV-2 que los actuales indicadores, según un nuevo estudio internacional publicado en la revista 'Nature Communications'. Los investigadores también observaron una disminución de los cambios en el olfato y el gusto ya cinco días después de la aplicación de las medidas de confinamiento, y se registraron disminuciones más rápidas en los países que adoptaron las medidas más estrictas.

"Nuestra investigación sugiere que un aumento en la incidencia de cambios repentinos en el olfato y el gusto en la población general puede indicar que COVID-19 se está propagando. Este conocimiento podría ayudar a los responsables de la toma de decisiones a tomar medidas importantes a nivel local, ya sea para detectar antes nuevos brotes o para guiar la relajación de los cierres locales, dado el fuerte impacto del cierre en las actividades económicas y sociales", explica uno de los autores del trabajo, John Hayes, de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos).

En su estudio, utilizaron datos de la encuesta del Consorcio Mundial para la Investigación Quimiosensorial, un estudio mundial de origen multitudinario desplegado en más de 35 idiomas. Concretamente, el equipo examinó los datos recogidos entre el 7 de abril y el 14 de mayo, aunque el reclutamiento para el estudio sigue en curso.

Además, el equipo examinó los datos del gobierno francés, que a partir del 7 de mayo ha estado categorizando varias áreas geográficas del país como rojas o verdes, dependiendo de su prevalencia de COVID-19. En comparación con las zonas verdes, las zonas rojas se caracterizaron por una mayor circulación activa del virus, mayores niveles de presión en los hospitales y una menor capacidad para probar nuevos casos.

Por último, para determinar si la pérdida del olfato y el gusto comunicada por los propios pacientes podía servir como indicador temprano del número de casos de COVID-19 y, por consiguiente, del estrés en los hospitales, el equipo comparó los datos de Francia con los de Italia y Reino Unido, cada uno de los cuales aplicó medidas de confinamiento en diferentes momentos y con diferentes niveles de rigor.

En general, el equipo descubrió que los cambios en el olfato y el gusto estaban mejor correlacionados con el número de ingresos de COVID-19 en los hospitales que los indicadores gubernamentales actuales de Francia, que observan la proporción de consultas en urgencias por sospecha de COVID-19 con respecto a las consultas generales en urgencias.

Específicamente, los investigadores encontraron que el pico de cambios en el olfato y el gusto apareció cuatro días después de que se implementaran las medidas de confinamiento. En contraste, el indicador gubernamental basado en las consultas de Urgencias alcanzó su punto máximo 11 días después del cierre.

"Nuestros hallazgos son consistentes con los datos que muestran que los cambios relacionados con COVID-19 en el olfato y el gusto ocurren en los primeros días después de la infección. Sugieren que los cambios en el olfato y el gusto están estrechamente asociados con la sobrecarga del hospital y son los primeros marcadores de la propagación de la infección del SARS-CoV-2. Por lo tanto, los posibles brotes y la eficacia a corto plazo de un confinamiento podrían ser monitoreados mediante el seguimiento de los cambios en el olfato y el gusto en la población", concluye Hayes.

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