MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
El virus que causa la COVID-19, el SARS-CoV-2, pertenece a la familia de los coronavirus, en referencia a los picos de la superficie viral. Estos picos no son estáticos: para infectar las células, cambian de forma. Ahora, según un nuevo estudio de la Universidad de Yale (Estados Unidos), ha evidenciado que los anticuerpos reconocen y atacan las diferentes formas de los picos del SARS-CoV-2.
Su trabajo, que se publicó en la revista científica 'Cell Host & Microbe' en diciembre de 2020 y se presentará este jeuves en la 65ª Reunión Anual de la Sociedad de Biofísica de Estados Unidos, podría servir para desarrollar vacunas contra la COVID-19 y tratamientos dirigidos a los picos del virus.
Cuando surgió la pandemia de COVID-19, estos investigadores comenzaron a aplicar experiencia en el estudio del virus VIH-1 al SARS-CoV-2. Antes de la pandemia, estudiaron qué formas de los picos del VIH-1 son más susceptibles al ataque de los anticuerpos. Utilizando técnicas similares, en marzo de 2020, pasó a estudiar el SARS-CoV-2.
Dado que las proteínas de los picos son prominentes en el exterior del virus del SARS-CoV-2, son objetivos cruciales para las vacunas y la terapéutica. Las vacunas aprobadas hasta ahora se han diseñado para ayudar al organismo a generar anticuerpos que reconozcan esta parte del virus del SRAS-CoV-2, bloqueando su entrada en las células. Sin embargo, "la proteína cambia constantemente de forma, esta característica de cambio de forma no sólo permite al virus entrar en las células del huésped, sino que también ayuda al virus a escapar de ser atacado o reconocido por los anticuerpos", señalan.
Utilizando una técnica de imagen para controlar los movimientos moleculares, observaron que adopta al menos cuatro formas. También analizaron cómo las proteínas de pico respondían al suero de los pacientes que se habían recuperado del COVID-19, que contenía anticuerpos que su cuerpo había fabricado contra el virus del SARS-CoV-2.
Según sus hallazgos, algunos anticuerpos reconocían y se adherían a la proteína de pico cuando estaba en posición "abierta" y lista para adherirse a las células. Otros preferían adherirse al pico "cerrado", que es la posición dominante cuando el virus entra por primera vez en el cuerpo.
"Esto indica que los anticuerpos pueden atacar o antagonizar los picos del SARS-CoV-2 de dos maneras diferentes. Una de ellas es ocupar directamente la posición abierta, con lo que el virus no puede acercarse ni asociarse a las células del huésped. La otra forma es bloquearla en una posición cerrada. La segunda estrategia de bloqueo se ha utilizado ampliamente para desarrollar vacunas contra la COVID-19", remachan.