La insuficiencia cardiaca, que afecta a unos 60 millones de personas a nivel mundial, es una de las enfermedades crónicas con mayor impacto sanitario, debido a la elevada morbimortalidad de los pacientes que la padecen, así como a su alta carga asistencial. Esta patología, provocada por los problemas del corazón para bombear suficiente sangre al resto del cuerpo, supone la principal causa de enfermedad cardiovascular y provoca más de 100.000 ingresos hospitalarios al año en España.
En países occidentales, su prevalencia se sitúa en torno al 2%, aunque en España se estima una prevalencia casi 2 veces superior. Supone la primera causa de hospitalización en mayores de 65 años, y las previsiones indican que los ingresos hospitalarios aumentarán un 50% en los próximos 25 años.
Dificultad para respirar, sensación de saciedad o fatiga son algunos de los principales síntomas de la insuficiencia cardiaca. “Saber reconocerlos es muy importante, ya que aproximadamente 1 de cada 3 personas confunde estos síntomas con los signos propios del envejecimiento”, explica el Dr. Juan Pablo Canepa, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Sanitas CIMA, con motivo del Día Mundial de la Insuficiencia Cardiaca, que se celebra el 9 de mayo.
Por lo tanto, identificarla y tratarla a tiempo es crucial para prevenir complicaciones graves. También es necesario optimizar la atención de los pacientes con esta patología, especialmente durante la transición entre el alta hospitalaria y el inicio del seguimiento ambulatorio, ya que es la fase de mayor vulnerabilidad del paciente. “A partir de que la enfermedad se descompensa y se produce el primer ingreso hospitalario, el riesgo de reingreso aumenta notablemente”, detalla el Dr. Canepa.
Para abordar este escenario, el Hospital Sanitas CIMA ha puesto en marcha una Unidad de Insuficiencia Cardiaca multidisciplinar que combina la atención presencial y la digital para mejorar la calidad asistencial en esta importante patología. “Esta nueva Unidad nos ayudará a disminuir la mortalidad, reducir los reingresos hospitalarios, mejorar la calidad de vida y favorecer el autocuidado de los pacientes. Además, gracias a la experiencia digital de Sanitas podremos realizar un seguimiento mucho más exhaustivo y personalizado, tanto física como telemáticamente”, apunta el Dr. Canepa.
La Unidad atiende a todos aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca que estén ingresados o que acudan a consulta de forma programada. Además, su funcionamiento es similar al de un hospital de día, gracias a la administración de fármacos intravenosos sin ingreso del paciente o a la rápida resolución de problemas de retención de líquidos para dar el alta al paciente en el mismo día. “Nuestro equipo multidisciplinar, liderado por Cardiología y Medicina Interna, nos facilita atender a estos pacientes de una forma integral, orientándole con pautas de estilo de vida saludable y monitorizando siempre la evolución de su patología”, añade al respecto.
En cuanto a la asistencia telemática, aprovecha la gran apuesta de Sanitas por la digitalización para controlar la enfermedad de los pacientes en su propio domicilio, gracias a herramientas como las básculas de peso inteligentes. “La idea es que el paciente se pese todos los días, ya que el aumento de peso repentino es uno de los primeros indicadores de descompensación de la patología por la retención de líquidos. En el caso de que la báscula detecte, por ejemplo, dos o tres kilos de incremento en pocos días, se advierte automáticamente al profesional sanitario”, señala el Dr. Canepa.
Junto a esta nueva Unidad, el Hospital Sanitas CIMA también ha ampliado su cartera de servicios con la incorporación de dos nuevas pruebas para optimizar el diagnóstico. La primera de ellas es el ecocardiograma de estrés para la detección de la isquemia miocárdica, que combina la prueba de esfuerzo convencional con una imagen cardiaca con ultrasonido para mejorar la sensibilidad y la detección de la obstrucción en las arterias. Otra novedad es la prueba de la mesa basculante, que ayuda a identificar los síncopes provocados por una bajada brusca de tensión arterial, a través de la colocación del paciente de forma inclinada para comprobar si se producen estos desmayos.
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