Europa Press
18 ago 2020. 15.14H
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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

Si bien el volumen de investigación de las enfermedades infecciosas por coronavirus es muy alto después de un brote, disminuye sustancialmente con la contención, lo que impide una comprensión plena de la gestión y la prevención de los coronavirus, según un nuevo estudio de los investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Néguev (Israel).

En un estudio publicado en la revista 'GigaScience', los investigadores desarrollaron y analizaron un conjunto de datos de 35 millones de documentos a lo largo de 20 años que revelaron la investigación comparativamente limitada que se realiza sobre las enfermedades infecciosas emergentes. Además, la investigación alcanzó su punto máximo después de las epidemias, pero luego cayó precipitadamente en los dos años siguientes al brote inicial.

"El brote de COVID-19 ha revelado lo poco que sabemos sobre los coronavirus emergentes. No ha habido ninguna investigación sostenida sobre este tipo de infecciones, solo picos después de brotes específicos. Ese patrón nos ha dejado deplorablemente mal preparados para la pandemia de COVID-19. Si queremos estar preparados para la próxima pandemia, debemos mantener un ritmo de investigación constante, incluso después de que la actual pandemia disminuya. El camino hacia la comprensión es un maratón, no un sprint", explica el líder de esta investigación, Michael Fire.

Los investigadores también han evidenciado que ha habido pocas colaboraciones internacionales para estudiar las enfermedades infecciosas emergentes. Además, el 73 por ciento de los estudios sobre coronavirus se centraron en solo seis países, mucho menos que otras enfermedades investigadas, y la mayoría de las investigaciones procedían de Estados Unidos y China.

El coronavirus también se estudió considerablemente menos que los virus de transmisión sanguínea como la hepatitis B o C y el VIH, y su comunidad de investigación cuenta con investigadores menos prolíficos que los de las demás enfermedades investigadas. Esto se traduce en colaboraciones limitadas y en una inversión no sostenida en la investigación de los coronavirus. Esa inversión de corta duración también reduce la financiación y puede frenar importantes avances como los nuevos medicamentos, las vacunas o las estrategias preventivas.

"Creemos que las lecciones aprendidas de la cienciometría de epidemias anteriores sostienen que, independientemente del resultado de COVID-19, se deben hacer esfuerzos para sostener la investigación en este campo. Más específicamente, en 2017 y 2018, el SARS y el MERS fueron considerados enfermedades prioritarias en el Plan de I+D de la OMS, pero su tasa de investigación no creció en relación con otras enfermedades. Por lo tanto, la traducción de las prioridades de política internacional y de salud pública en una agenda de investigación debe ser continuamente monitoreada y mejorada", concluye Fire.

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