Europa Press
01 abr 2019. 12.18H
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MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

La exposición al gas radón interior puede provocar cáncer de pulmón en personas no fumadoras, según un nuevo estudio multicéntrico realizado por un grupo de investigadores de diez hospitales españoles de Galicia, Asturias, Madrid y Castilla y León y que ha sido publicado en 'Environmental Research'.

El estudio ha evidenciado que las personas expuestas a concentraciones de radón residencial superiores a 200 becquerel por metro cúbico (Bq/m3) prácticamente tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón frente a aquellas expuestas a concentraciones inferiores a 100 Bq/m3.

Todos los participantes en el estudio, QUE ha contado con la participación de numerosos neumólogos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y con la financiación de la Xunta de Galicia y el Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS), habían vivido una mediana de 30 años en el domicilio en el que se había medido el radón.

El trabajo comenzó con el reclutamiento de pacientes en 2011 y es la culminación del estudio 'LCRINS' (Lung Cancer Risk Factors in Never Smokers), que ha dado lugar a numerosas publicaciones en conocidas revistas científicas.

El radón es un gas natural radiactivo que se acumula en el interior de las viviendas debido a ciertas condiciones. "La exposición al radón ha sido clasificada como el factor de riesgo más importante para el cáncer de pulmón en nunca fumadores y el segundo en fumadores por la Organización Mundial de la Salud. De hecho, es uno de los varios factores de riesgo del cáncer de pulmón a evitar, como el tabaco, la ocupación y la exposición al humo ambiental de tabaco, según el Código Europeo Contra el Cáncer y puede ser reducida de diferentes maneras de forma efectiva", ha recordado el director del trabajo, Alberto Ruano Raviña.

DOBLE RIESGO DE CÁNCER DE PULMÓN

Concretamente, el estudio español ha incluido un total de 1.415 individuos que nunca habían fumado (523 casos y 892 controles). El objetivo ha sido evaluar la asociación entre la exposición al radón ambiental con la posterior aparición de cáncer de pulmón e investigar si el radón residencial entraña algún riesgo diferente y específico para el adenocarcinoma, el tipo de cáncer pulmonar más frecuente en la actualidad.

Los casos de cáncer de pulmón debían tener una biopsia confirmada de cáncer de pulmón primario, mientras que los controles fueron seleccionados de unidades prequirúrgicas, donde se presentan para procedimientos no complejos. Todos ellos fueron entrevistados mediante un instrumento estandarizado y también se midió el radón residencial de la zona donde residían, mediante el uso de detectores de tipo 'alfa-track', los recomendados por el Consejo de Seguridad Nuclear, en el Laboratorio de Radón de Galicia, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela.

Tras este análisis, se ha observado que aquellos sujetos expuestos a más de 200 Bq/m3 tienen 1,73 veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que aquellos con menos de 100 Bq/m3 en su domicilio, y este efecto nocivo se mantiene al analizar por separado a hombres y mujeres. El riesgo de cáncer de pulmón para el adenocarcinoma fue de 1.52 para los individuos expuestos, utilizando los mismos niveles de referencia de exposición al radón.

Asimismo, cuando los resultados se analizan de forma continua se observa que la relación dosis respuesta entre radón y cáncer de pulmón es lineal. Tanto casos como controles habían vivido una mediana de 30 años en el domicilio en el que se midió la concentración de radón, lo que es una ventaja frente a otros estudios anglosajones.

El estudio ha concluido que el radón residencial es un claro factor de riesgo para el cáncer de pulmón en nunca fumadores, que el radón se asocia a todos los tipos histológicos de cáncer de pulmón, incluido el adenocarcinoma, que actualmente es el tipo histológico más frecuente para esta enfermedad.

"Estos resultados confirman que el radón es el principal factor de riesgo de cáncer de pulmón en nunca fumadores, tal y como indica la OMS y la Agencia de Protección Ambiental Norteamericana y que, por lo tanto, deben tomarse medidas para prevenirlo. Las implicaciones de esta investigación son importantes, pues refleja la urgente necesidad de aplicar la Directiva Europea sobre Radiaciones ionizantes que debería haber sido traspuesta ya en febrero de 2018 y que aplica un límite de 300 Bq/m3 para viviendas y lugares de trabajo", ha dicho el investigador.

Por otra parte, prosigue, pone de manifiesto la necesidad de revisar las concentraciones consideradas de riesgo, pues ya hay países de nuestro entorno que consideran los 200 Bq/m3 como nivel límite, como es el caso de Reino Unido, Canadá o Irlanda, mientras que los Estados Unidos consideran 150 Bq/m3 desde 1988, tal y como ya destacamos en un editorial publicado en European Respiratory Journal en 2017.

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