MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
La crioterapia para el tratamiento del cáncer de próstata permite preservar la función sexual y la continencia urinaria, dado que proporciona a los pacientes con una enfermedad localizada de bajo riesgo menor morbilidad que los tratamientos tradicionales, como pueden ser la prostatectomía radical y la radioterapia, según el doctor Carlos Suárez Fonseca, del Grupo de Urología de Mínima Invasión del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo.
La crioterapia, que consiste en la ablación del tejido enfermo mediante la aplicación directa de temperaturas extremadamente bajas, pretende preservar la función sexual y la continencia tratando sólo la parte de la glándula enferma, mientras que la parte sana de la glándula se preserva, respetando las estructuras anatómicas que están en estrecha relación con la misma. Sin embargo, tal y como precisa el doctor Suárez, no todos los pacientes con cáncer de próstata son susceptibles de ser tratados con crioterapia, pues existen una serie de contraindicaciones.
Las contraindicaciones relativas son, en primer lugar, próstata mayor de 50 centímetros cúbicos. En estos casos, previamente al tratamiento con crioterapia, debe seguirse un tratamiento de terapia hormonal para reducir el volumen de la próstata y asegurarse un tratamiento completo de la glándula. Tampoco está indicado si se ha realizado una resección transuretral de próstata previa o si el antígeno prostático específico es mayor de 20 nanogramos por mililitro.
Tampoco se recomienda en pacientes con cáncer de próstata no metastásico localmente avanzado. En estos casos, se realiza una terapia neoadyuvante para reducir el tamaño del tumor y permitir una inclusión más sencilla del mismo en la bola de hielo. Asimismo, otra contraindicación es la realización de cirugía pélvica o trauma previos con distorsiones anatómicas.
PROCEDIMIENTO DE LA CRIOTERAPIA
El procedimiento se realiza bajo anestesia y el paciente abandona el hospital el mismo día de la intervención o al día siguiente. En general, se pauta tratamiento antibiótico, analgésicos por vía oral y un alfa bloqueante que se mantendrá durante un mes, mientras que la sonda vesical se mantendrá durante una semana.
En cuanto a las complicaciones, varían en función de las características de los pacientes; así, pacientes tratados previamente presentarán una morbilidad mayor que aquellos en los que la crioterapia es el tratamiento inicial.
Por otro lado, la tasa de disfunción eréctil de la crioterapia se sitúa entre un 15 y un 30 por ciento por debajo de otros tratamientos, aunque aproximadamente la mitad de los pacientes afectados recuperarán la función eréctil unos cinco años después de la terapia. En cuanto a la incontinencia urinaria, según diversos estudios, la tasa a largo plazo se sitúa entre el uno y el 10 por ciento de los pacientes sometidos a crioterapia.
Como conclusión, asegura el doctor Suárez, se puede afirmar que la crioterapia prostática proporciona actualmente una opción de tratamiento mínimamente invasivo para el cáncer de próstata, aunque, tras la revisión de los estudios disponibles, "es necesario disponer de series de pacientes con un seguimiento a largo plazo para observar si los buenos resultados iniciales se mantienen en el tiempo". Si es así y se pueden equiparar resultados, "es probable que la terapia focal consiga asentarse en la práctica clínica diaria e incluso desplazar a técnicas más invasivas y radicales", ha concluido el experto.