Europa Press
08 feb 2024. 17.13H
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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (EE.UU.) ha demostrado que los ftalatos, una clase de sustancias químicas asociadas a los plásticos, pueden desprenderse de los envoltorios, los envases e incluso de los guantes de plástico que llevan los manipuladores de alimentos. Una vez consumidos durante el embarazo, los productos químicos pueden llegar al torrente sanguíneo, a través de la placenta, y de ahí al torrente sanguíneo del feto.

Estas sustancias químicas pueden causar estrés oxidativo y una cascada inflamatoria en el feto, han asegurado los investigadores de este estudio que se ha publicado recientemente en la revista 'Environmental International'.

En este sentido, estudios anteriores han indicado que la exposición a los ftalatos durante el embarazo puede aumentar el riesgo de bajo peso al nacer, parto prematuro y trastornos mentales infantiles como el autismo y el TDAH.

Este es el primer estudio en mujeres embarazadas que demuestra que las dietas más ricas en alimentos ultraprocesados están relacionadas con una mayor exposición a los ftalatos. "Cuando las madres están expuestas a esta sustancia química, puede atravesar la placenta y pasar a la circulación fetal", ha afirmado la autora principal, Sheela Sathyanarayana, pediatra de UW Medicine e investigadora del Instituto de Investigación Infantil de Seattle.

Este análisis incluyó datos de la cohorte de investigación Condiciones que afectan el desarrollo neurocognitivo y el aprendizaje en la primera infancia (CANDLE), que comprendía 1.031 personas embarazadas en Memphis, Tennessee, que se inscribieron entre 2006 y 2011. Los niveles de ftalatos se midieron en muestras de orina recogidas durante el segundo trimestre del embarazo.

Los investigadores descubrieron que los alimentos ultraprocesados constituían entre el 10 y el 60 por ciento de la dieta de las participantes, es decir, el 38,6 por ciento de media. Cada 10 por ciento más de alimentos ultraprocesados en la dieta se asociaba con un 13 por ciento más de concentración de ftalato de di(2-etilhexilo), uno de los ftalatos más comunes y nocivos. Las cantidades de ftalato se obtuvieron a partir de muestras de orina tomadas a las mujeres del estudio.

Según los investigadores, los alimentos ultraprocesados se elaboran principalmente a partir de sustancias extraídas de los alimentos, como aceites, azúcar y almidón, pero han sido tan modificados por el procesado y la adición de productos químicos y conservantes para mejorar su aspecto o vida útil que resulta difícil reconocerlos de su forma original. Se trata, por ejemplo, de mezclas para pasteles, patatas fritas, panes de hamburguesa y refrescos envasados.

Cuando se trata de comida rápida, las principales fuentes de exposición pueden ser los guantes que llevan los empleados y los equipos o utensilios de almacenamiento, preparación y servicio. Tanto los ingredientes congelados como los frescos estarían sujetos a estas fuentes, dijo el autor principal Brennan Baker, investigador postdoctoral en el laboratorio de Sathyanarayana.

Según los investigadores, éste es el primer estudio que identifica los alimentos ultraprocesados como vínculo entre la exposición a los ftalatos y los problemas socioeconómicos de las madres. La vulnerabilidad de las madres podría deberse a las dificultades económicas y a que viven en "desiertos alimentarios", donde es más difícil conseguir alimentos frescos y sanos y el transporte a mercados lejanos es poco realista.

"No culpamos a la embarazada. Tenemos que pedir a los fabricantes y a los legisladores que ofrezcan sustitutos, y que no sean aún más perjudiciales", afirma Baker.

Para los autores, se necesita más legislación para evitar la contaminación por ftalatos en los alimentos, regulando la composición de los envoltorios de los alimentos o incluso los guantes que pueden utilizar los manipuladores de alimentos.

Sathyanarayana ha aconsejado que las embarazadas deben intentar evitar en lo posible los alimentos ultraprocesados y buscar frutas, verduras y carnes magras.

"Busque el menor número de ingredientes y asegúrese de entenderlos. Esto se aplica incluso a los alimentos saludables, como las barritas de desayuno. Fíjate si están endulzadas con dátiles o si contienen una letanía de grasas y azúcares", concluye.

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