MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Un estudio de la Universidad de Tel Aviv y el Centro Médico Sheba (Israel) ha revelado cómo las células cancerosas del melanoma afectan a su entorno próximo para apoyar sus necesidades: forman nuevos vasos linfáticos en la dermis para adentrarse en la piel y propagarse por el organismo.
Según explican los investigadores en un artículo publicado en la revista científica 'Journal of Investigative Dermatology', este descubrimiento podría contribuir al desarrollo de una vacuna contra este cáncer mortal.
El melanoma, el más mortífero de todos los tumores cutáneos, comienza con la división incontrolada de células melanocíticas en la epidermis, la capa superior de la piel. En la segunda fase, las células cancerosas penetran en la dermis y hacen metástasis a través de los sistemas linfático y sanguíneo.
En estudios anteriores se observó un aumento espectacular de la densidad de los vasos linfáticos en la piel que rodea al melanoma, un mecanismo que los investigadores no comprendían hasta ahora.
Su principal pregunta de investigación era cómo influye el melanoma en la formación de vasos linfáticos, a través de los cuales luego hace metástasis.
Así, han demostrado por primera vez que en la primera etapa, en la epidermis, las células del melanoma segregan vesículas extracelulares llamadas melanosomas.
¿QUÉ SON ESTAS VESÍCULAS Y CÓMO INFLUYEN EN SU ENTORNO?
Examinando esto en melanomas humanos, han evidenciado que los melanosomas pueden penetrar en los vasos linfáticos. Después, examinaron su comportamiento en el entorno de las células de los vasos linfáticos reales y descubrimos que también aquí los melanosomas penetran en las células y les dan una señal para replicarse y migrar.
"En otras palabras, el melanoma primario segrega vesículas extracelulares que penetran en los vasos linfáticos y fomentan la formación de más vasos linfáticos cerca del tumor, lo que permite al melanoma avanzar hasta la fase letal de la metástasis", ha detallado Shoshana Greenberger, la líder de la investigación.
Las células del melanoma segregan las vesículas extracelulares, denominadas melanosomas, antes de que las células cancerosas alcancen la capa de la dermis de la piel. Estas vesículas modifican el entorno de la dermis para favorecer a las células cancerosas.
Por tanto, las células de melanoma son responsables de enriquecer la dermis con vasos linfáticos, preparando así el sustrato para su propia metástasis.
Los investigadores tienen en marcha varios estudios en curso que demuestran que los melanosomas no se detienen en las células linfáticas, ya que también afectan al sistema inmunitario, por ejemplo.
Dado que el melanoma no es peligroso en la fase premetastásica, es de esperar que la comprensión del mecanismo por el que las metástasis se propagan a través de los sistemas linfático y sanguíneo contribuya al desarrollo de una vacuna contra este cáncer mortal.
"El melanoma que permanece en la piel no es peligroso. Por lo tanto, la dirección más prometedora para combatir el melanoma es la inmunoterapia: desarrollar una vacuna que despierte al sistema inmunitario para combatir los melanosomas, y específicamente para atacar las células endoteliales linfáticas ya invadidas por los melanosomas. Si podemos detener los mecanismos que generan metástasis en los ganglios linfáticos, también podremos detener la propagación de la enfermedad", ha remachado Greenberger.