MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
La Covid-19 puede incrementar tanto el porcentaje de pacientes crónicos, que actualmente se sitúa en un 5 por ciento de la población, como el porcentaje de recursos que estos consumen, que actualmente se sitúa por encima del 50 por ciento; tal y como ha advertido el coordinador del Grupo de Trabajo 'Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada', el doctor Ignacio Vallejo, durante la sesión 'Retos de la Medicina Interna en la asistencia a personas con altas necesidades de atención', celebrada en el 41 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) de forma virtual.
"Los pacientes crónicos y pluripatológicos son pacientes que se descompensan y que tienen un alto requerimiento de cuidados, por lo que lo ideal sería su permanencia en el domicilio, con una buena salud y calidad de vida, y siendo atendidos en ese entorno por el equipo de Atención Primaria (AP)", ha explicado el experto, y añade que, cuando sea preciso y de forma coordinada, también podrían ser atendidos por otros especialistas y niveles asistenciales según las necesidades.
En este sentido, afirma, es importante contar con todos los actores implicados: enfermeras, médicos de familia, trabajadoras sociales, farmacéuticos y especialistas con ámbito generalista como internistas, médicos de urgencias o geriatras", expone el doctor Vallejo.
Sin embargo, lamenta que "la Covid-19 ha empeorado esta situación", al haberse tenido que desplazar sanitarios que atendían a estos pacientes a otras labores (de rastreo o atención a pacientes Covid, por ejemplo). "Ya teníamos una pandemia de pacientes crónicos y ahora se le suma la de pacientes con infección por coronavirus", sentencia el experto.
TRES RETOS
Existen tres grandes retos que se deben afrontar en la atención a estos pacientes con altas necesidades asistenciales y que se han planteado en la mesa redonda: el edadismo, a cargo de la internista en el Hospital Universitario de Gran Canaria, la doctora Belén Alonso; la letalidad de la pandemia de coronavirus y su influencia en pacientes crónicos y pluripatológicos, por la doctora Pilar Cubo, del Hospital de Parla (Madrid); y el modelo de las residencias de mayores, por el internista en Ronda (Málaga), el doctor Alberto Ruiz.
El edadismo, por un lado, es un factor discriminatorio que supone el rechazo a la intervención en personas mayores por su edad avanzada. Al respecto, el doctor Vallejo ha señalado que "la edad no debe discriminar, sino que debe ser entendida como un factor más, junto a sus expectativas vitales, pronóstico, circunstancias, condiciones de salud, necesidades, preferencias y valores".
En cuanto a la letalidad causada por la pandemia de coronavirus, afirma que esta situación "ha puesto de manifiesto un sistema sanitario frágil, cuando, precisamente, los pacientes crónicos están muy necesitados de estrategias de coordinación y continuidad en su atención", señala el especialista.
Además, el confinamiento también ha dificultado la continuidad de estrategias de salud pública para promover hábitos saludables y prevenir enfermedades como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o la EPOC. "Ya vemos las consecuencias en su salud en el presente y las veremos en los próximos meses y años", augura.
El modelo de las residencias de mayores, a su juicio, se debe repensar, tras el gran impacto de la Covid-19, desde diferentes puntos de vista. "Es importante una mayor integración socio-sanitaria y la necesidad de dar continuidad a los proyectos vitales que los mayores que viven en residencias", precisa el doctor.
TRES MEDIDAS PROPUESTAS
Algunas medidas propuestas para responder a estos retos son, en primer lugar, reforzar la AP, "una reclamación antigua", de modo que los pacientes puedan permanecer en su domicilio y ser seguidos por el equipo de salud de la primaria. El objetivo debe ser lograr que estoas personas sean atendidas en su entorno habitual, y evitar descompensaciones graves que precisen de ingreso, salvo cuando sea necesario.
"Esta situación no se arregla invirtiendo más en hospitales, sino poniendo más recursos en la primaria. Hay que poner más recursos en la puerta de llegada, no en la de salida, cuando el paciente ya está descompensado", ha destacado el doctor Vallejo.
En segundo lugar, proponen poner en marcha líneas estratégicas y de continuidad entre los profesionales de diferentes niveles asistenciales, de manera que si el paciente se descompensa pueda ser atendido por profesionales en el hospital de forma adecuada a sus necesidades y al momento.
En tercer lugar, reclaman "apostar por la telemedicina real", no solo la llamada telefónica, proveyendo al paciente y al profesional de competencias digitales y los dispositivos necesarios para, por ejemplo medir parámetros que ayuden a controlar su enfermedad, poder registrarlos con una historia digital común y ajustar así los cuidados; potenciar el uso de otras herramientas que permitan una comunicación entre paciente y profesional entre otras medidas; dotar de habilidades digitales puede ser además más complejo en pacientes mayores o según su lugar de residencia (vivir en una zona rural sin conexión a internet).