MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
Un artículo publicado en la revista 'The Lancet' avisa de que las vacunas contra el COVID-19 "deben ser asequibles y estar disponibles para todos los países, y los gobiernos deben tener la capacidad administrativa y política de distribuirlas localmente para garantizar una estrategia eficaz de inmunización mundial contra el COVID-19".
"La distribución mundial de vacunas seguras es imprescindible para impulsar la recuperación económica, proteger vidas, lograr la inmunidad de los rebaños y minimizar el riesgo de que surjan nuevas variantes contra las que las vacunas existentes sean menos eficaces", señalan en su texto.
Los siete autores, que son destacados expertos en vacunas, política sanitaria y enfermedades infecciosas, analizan los posibles problemas de producción, asequibilidad, asignación y puesta en marcha de una estrategia eficaz de vacunación mundial contra el COVID-19, y puntúan las 26 vacunas principales mediante un sistema de semáforo para indicar su posible contribución a la consecución de la inmunidad vacunal mundial.
"Varios fabricantes han desarrollado con éxito vacunas contra el COVID-19 en menos de 12 meses, un logro extraordinario. Pero la cruda realidad es que el mundo necesita ahora más dosis de vacunas COVID-19 que de cualquier otra vacuna en la historia para inmunizar a suficientes personas y lograr la inmunidad vacunal global. A menos que las vacunas se distribuyan de forma más equitativa, podrían pasar años antes de que el coronavirus esté bajo control a nivel mundial. Las preguntas ahora son cuándo estarán disponibles estas vacunas, y a qué precio", comenta el autor principal del documento, Olivier Wouters, de la London School of Economics and Political Science (Reino Unido).
Dado que la capacidad de fabricación de vacunas se limita a un puñado de regiones del mundo y a las relaciones acordadas entre los desarrolladores y los fabricantes de vacunas específicos, los autores afirman que los desarrolladores deberían compartir conocimientos, tecnología y datos con un grupo más amplio de fabricantes para producir más vacunas contra el COVID-19.
Así, apuntan que algunos desarrolladores de vacunas están colaborando con fabricantes de otras regiones, pero los términos de estos acuerdos "no son claros en cuanto a quién decide dónde se suministrará la vacuna fabricada en esa región (es decir, puede ser enviada a otro lugar, en lugar de ser utilizada en el país donde fue fabricada)".
Los autores también detallan que ha habido varias iniciativas para facilitar la ampliación de la producción mundial. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido a los Estados miembros y a los fabricantes que se comprometan a compartir conocimientos, propiedad intelectual y datos sobre las vacunas COVID-19, pero las respuestas a esta iniciativa han sido limitadas.
Dado que se están invirtiendo grandes cantidades de fondos públicos en las vacunas contra el COVID-19, los autores sostienen que los financiadores deberían animar a los fabricantes de vacunas a compartir sus conocimientos para ayudar a ampliar la producción mundial.
"Los gobiernos y los grupos sin ánimo de lucro han destinado sumas de dinero sin precedentes al desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 y a la infraestructura para producirlas a gran escala, y los cinco principales fabricantes de vacunas han recibido entre 957 y 2.100 millones de dólares", argumentan.
La escasez de suministros, unida a los pedidos anticipados por parte de las naciones más ricas del mundo de miles de millones de dosis de vacunas, suficientes para proteger a algunas poblaciones varias veces, "crea desafíos para lograr un acceso universal oportuno", indican.
"Asegurar grandes cantidades de vacunas de esta manera equivale a que los países antepongan la vacunación generalizada de sus propias poblaciones a la de los trabajadores sanitarios y las poblaciones de alto riesgo de los países más pobres. Sobre la base de los acuerdos conocidos, los gobiernos de los países de altos ingresos que representan el 16 por ciento de la población mundial se han asegurado al menos el 70 por ciento de las dosis disponibles en 2021 de cinco candidatos a vacunas principales", afirma el coautor, el profesor Mark Jit, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (Reino Unido).
Al respecto, consideran que las vacunas desarrolladas por los fabricantes chinos, indios y rusos también pueden ofrecer "un salvavidas para las naciones de ingresos más bajos si muestran buenos resultados en los ensayos de fase 3, lo que les permitiría adquirir abundantes dosis de vacunas que aún no han sido autorizadas en la mayoría de los países de ingresos altos".
La asequibilidad también sigue siendo una preocupación importante para los autorse, ya que algunos fabricantes de vacunas han fijado precios para las vacunas COVID-19 que se encuentran entre los más altos jamás cobrados por una vacuna. "La amplia participación de los financiadores públicos en el desarrollo de la vacuna COVID-19 ofrece una oportunidad para que estas vacunas estén disponibles a nivel mundial y sean asequibles. Los gobiernos pueden insistir en que, como condición para obtener financiación pública, las empresas se comprometan a conceder suficientes licencias para permitir una producción mundial generalizada, y deben fijar precios asequibles", afirma profesor Kenneth Shadlen, de la London School of Economics and Political Science.