Europa Press
13 mar 2020. 18.42H
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MADRID, 13 (EUROPA PRESS)

La lucha contra el coronavirus "ignora en gran medida" las consecuencias para la salud pública y las respuestas clínicas de los que corren mayor riesgo, las personas mayores que viven en países pobres, según ha alertado un grupo internacional de expertos en salud mundial.

En un artículo publicado en revista 'British Medical Journal', investigadores de la Universidad de East Anglia, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido y el Instituto Samson de Investigación sobre el Envejecimiento de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) piden que se incluya explícitamente la perspectiva de la edad en la planificación nacional y mundial sobre el Covid-19, así como la urgente formación de un grupo de expertos sobre las personas de edad para prestar apoyo con la orientación y la respuesta al virus.

"La respuesta mundial al coronavirus debe dirigirse a los grupos que se enfrentarán a las consecuencias más devastadoras. Hasta ahora, esto no ha sucedido. Nos enfrentamos a una enorme ola de mortalidad sin precedentes entre las personas mayores de estos países", asegura uno de los autores, Peter Lloyd-Sherlock.

Los investigadores advierten de que en los países de ingresos medianos y bajos el riesgo de infección para las personas mayores será alto porque las viviendas suelen estar superpobladas. Un número cada vez mayor de personas mayores en estos países viven en residencias de ancianos o instalaciones similares, donde las condiciones son a menudo deficientes y la regulación es débil.

Así, afirman que las políticas de distanciamiento social deben tener en cuenta la ya precaria existencia de muchas personas mayores, en particular las que viven solas o dependen de otros para su cuidado y apoyo. "Estas personas pueden enfrentarse a obstáculos para obtener alimentos y otros suministros esenciales si se generalizan las condiciones de cuarentena", alertan.

Al igual que en los países de ingresos altos, el riesgo de morir por Covid-19 en los países pobres aumenta considerablemente con la edad y la gran mayoría de las muertes observadas corresponden a personas de más de 60 años, especialmente las que padecen enfermedades crónicas como las cardiovasculares.

Sin embargo, la capacidad de estos Estados para detectar el virus, y mucho menos para tratarlo, será muy limitada: en Sudáfrica cada prueba cuesta alrededor de 75 dólares (63 euros), lo que supera el gasto total anual del gobierno en salud per cápita en muchos de estos países. Incluso antes de que surgiera el Covid-19, las personas mayores ya se enfrentaban a importantes barreras de acceso a los servicios y el apoyo de salud, entre ellas la asequibilidad y la discriminación basada en la edad.

"No será fácil hacer frente a estos problemas, especialmente en entornos en los que la infraestructura de salud pública suele ser deficiente, la falta de conocimientos gerontológicos en todos los niveles del sistema de salud y la confianza limitada en el Gobierno. Sin embargo, un primer paso sería reconocer que estos problemas existen. Debería incluirse explícitamente una perspectiva de edad en el desarrollo de la planificación nacional y mundial para el Covid-19, y debería formarse un grupo mundial de expertos en personas mayores para apoyar con orientación y respuesta al virus tanto en los centros residenciales como en los hogares", concluyen.

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