Europa Press
28 ene 2019. 12.13H
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MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

El 80 por ciento de los diabéticos tipo II y más del 75 por ciento de los hipertensos pueden dejar la medicación tras someterse a una cirugía de reducción de estómago, según el jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital La Luz, Carlos Durán Escribano.

Este especialista señala que los beneficios de este tipo de cirugía son "múltiples", y que puede "mejorar la salud al disminuir o incluso desaparecer la incidencias de las patologías asociadas". Asegura que, por ejemplo, el 95 por ciento de los casos de apnea del sueño consigue dejar el CPAP nasal (dispositivo que se utiliza durante el sueño) tras someterse a este tipo de cirugía de reducción de estómago, del que hay dos grupos de técnicas quirúrgicas: la restrictiva y las mixtas.

El estándar de la cirugía restrictiva es la gastrectomía vertical (tubular, manga gástrica). La intervención se realiza por vía laparoscópica para retirar una porción de estomago y convertirlo en un tubo o manga estrecho con lo que se reduce la cantidad que se puede ingerir. "Se produce una sensación temprana de saciedad y desciende la producción de una hormona que se llama grelina que aumenta el apetito al iniciar la ingesta de alimentos", detalla.

En las cirugías mixtas, "un poco más complejas pero muy efectivas", también se reduce el tamaño del estómago. "Asociamos un puente 'bypass' entre el estómago y el intestino delgado, haciendo que la comida no pase por todo el intestino, solo por un segmento más o menos corto y por tanto asimilemos menos los alimentos, principalmente las grasas. Es la técnica ideal en obesidades severas, en paciente diabéticos, con elevación de colesterol y triglicéridos o alto riesgo cardiológico", explica.

Los candidatos idóneos para someterse a esta cirugía son aquellos con un índice de masa corporal (IMC) superior a 40 o 35 si además tienen alguna enfermedad asociada (diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, poliartralgias, etcétera). "Aunque hoy en día, y seleccionando cada caso, empieza a ser valorable plantear la cirugía en pacientes con un IMC entre 30 y 35, sobretodo en pacientes que han fracasado repetidas veces con el tratamiento dietético y aquellos que tengan alguna enfermedad asociada susceptible de complicarse por la obesidad", añade.

"EL MEJOR TRATAMIENTO ES LA PREVENCIÓN"

En cualquier caso, el especialista recuerda que "el mejor tratamiento de la obesidad es la prevención". "Se debería fomentar en los colegios un estilo de vida saludable ya desde los primeros años de escolarización; enseñar a qué comer y sobretodo, fomentar un estilo de vida activo aumentando el ejercicio", reclama.

En esta línea, argumenta que el paciente con sobrepeso u obesidad desde la infancia es "más propenso a mantenerla cuando son adultos, tienen peor respuesta a tratamiento dietético y aumenta en ellos la incidencia de enfermedades asociadas a la obesidad".

"Nuestra forma de vida, de comunicarnos y de jugar ha cambiado y se ha pasado de jugar al futbol en la calle a jugarlo en casa, en las consolas y sentados en una silla. El niño juega y se relaciona igual, pero no hace ejercicio y, por tanto, su consumo calórico desciende, no así el ingreso pues es frecuente que en estas partidas se tomen refrescos y alimentos grasos de alto valor calórico y bajo nutricional", relata Durán Escribano.

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