MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
Dos de cada tres pacientes oncohematológicos sufren neuropatía periférica, un conjunto de signos y síntomas objetivos debidos a alteraciones funcionales de los nervios periféricos que se producen como efecto secundario a la administración de quimioterapia, según han resaltado especialistas en Oncohematología en la jornada 'Actualización en el manejo de la neuropatía periférica en paciente oncohematológico', organizada por Takeda.
Debido a la heterogeneidad de los síntomas, el diagnóstico y tratamiento de la neuropatía puede variar mucho de uno a otro paciente. Entre los síntomas más característicos de la neuropatía periférica, destacan "la pérdida de sensibilidad, los calambres, la sensación de hormigueo o acorchamiento y/o la sensación dolorosa al frío o calor, que afecta sobre todo a manos y pies, pero que se puede extender más allá", ha explicado el doctor Eduardo Ríos, adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Virgen de Valme en Sevilla.
Además, en casos menos frecuentes, la neuropatía periférica puede también manifestarse como pérdida de fuerza y tendencia a las caídas o incluso como trastornos digestivos o alteraciones de la tensión arterial. Aunque en la mayoría de los casos la neuropatía periférica suele ser un efecto secundario leve y que desaparece con el tiempo, Ríos ha destacado que "en uno de cada 3-4 pacientes, los síntomas son más graves y duraderos en el tiempo, tanto que pueden durar incluso años". En estos casos, "los síntomas interfieren con la vida diaria del paciente, lo que les dificulta mucho volver a su vida normal una vez finalizado el tratamiento oncológico", ha apuntado este especialista.
Además, debido a la amplia diversidad de síntomas, el diagnóstico de la neuropatía periférica no suele ser sencillo. Por ello, la doctora Eva Domingo, del Servicio de Hematología Clínica del ICO-Hospital Durán i Reynals, ha señalado que "es muy importante preguntar de forma activa sobre los síntomas a los pacientes en cada ciclo de tratamiento con fármacos neurotóxicos y, ante la duda, derivar al especialista en neurología para que este pueda hacer una exploración neurológica extensa y un electromiograma".
Un problema al que también hay que unir la dificultad para prevenir la neuropatía periférica, es que no se conocen realmente sus causas. Ante esto, la doctora Domingo ha destacado la importancia de un diagnóstico precoz que evite que la patología progrese y que el paciente alcance un grado de neuropatía severo, incapacitante e incluso irreversible. "La mayoría de los fármacos neurotóxicos tienen tablas de modificación de dosis en función del grado de neuropatía que nos ayudan a mantener el tratamiento oncológico de manera segura en estos casos", ha explicado.